“La salud es un milagro que olvidamos”

 



 

Por Luis Benítez

 

Ya finalizando 2021, la editorial argentina Palabrava publicó El mundo sin mamá (1), novela del autor local Pablo Melicchio.

 

En medio de la prolongada pesadilla mundial ocasionada por el Covid-19, una renovada gama de expresiones tanto literarias como artísticas ha tenido el fenómeno del fallecimiento de los seres queridos, con variada suerte si nos atenemos a los resultados de sus diferentes modos de expresar esa tragedia tanto a escala de lo macro como de lo micro. En este último segmento es donde con más impacto emocional se aprecia la catástrofe, dado que es en esa escala, la más íntima y personal, la que nos afecta directa y afectivamente, donde en mayor medida  se evidencia el impacto que ocasiona.

 

La angustiosa incertidumbre, la fatal certeza después, las pérdidas, los duelos, la desesperación y la resignación –si es que esta última se alcanza alguna vez- alternan su ciclo para millones de personas en todo el mundo.

 

Sea la pandemia u otra causa su origen, nuestras reacciones, diversas, transitan los mismos senderos.

 

El juicio sobre obras literarias realizadas sobre la base de lo anterior, la pérdida definitiva de un ser querido, suele ser problemático, dado que desde la objetividad crítica resulta arduo juzgar las cualidades de una obra donde la emotividad jugará, tratándose de un tema tan personal y autobiográfico, un papel principal y disparador de todo el discurso.

 

Sin embargo es posible discriminar, sabiendo que lo visceral de las expresiones posibles al respecto no obligadamente va a empañar la calidad escritural de un texto. En el caso de esta novela de Melicchio, la destreza expresiva del autor, ya evidenciada en sus obras anteriores, le permite conjugar proporcionalmente la emotividad derivada del mismo hecho/núcleo que genera la obra, el fallecimiento de su madre, con la expresión de la suma de instancias, situaciones y conflictos que emanaron de lo acontecido en esa tremenda habitación 502 de un hospital y que inundó otras vidas, reverberando como una pedrada fatal justo en el centro donde todas, directa o indirectamente, coincidían y se relacionaban.

 

No es poco mérito para un trabajo que se propuso abordar una cuestión tan íntima como la señalada, mas cabe destacar que la visión del autor bonaerense atiende a universalizar la tragedia que lo afligió a él y su familia, ampliando el cuadro a una escala que definitivamente sostiene la identificación posible de todos cuantos han tenido que sobrellevar un drama similar, en otras partes del mundo.

 

Desde la escenificación que monta Melicchio, es fácil advertir el juego de emociones contrapuestas que intervienen en la diégesis de su novela y de qué manera intervienen las distintas personalidades que participan de ella, dando por resultado un panorama muy completo de cómo afecta a cada uno el papel que sostiene en el curso de una instancia tan dramática como lo es la pérdida definitiva de un ser tan querido.

 

No escapa a la conciencia de Melicchio, aun en esta ficcionalización de dolorosos hechos reales, que la incursión de lo real en sus formas más dramáticas detiene por un momento el fluir constante de nuestras fantasías, deseos y sueños, para inferirnos una brutal caída a tierra sobre los zapatos de nuestra frágil, fragilísima condición humana. Es así que tal vez una de las síntesis más concluyentes de la novela que nos brinda el autor sea la del párrafo correspondiente a la página 89, donde manifiesta acabadamente: “La salud es un milagro que olvidamos haciendo cosas insignificantes para darle existencia a un yo que es una ficción”.

 

El autor

Pablo Melicchio nació en Buenos Aires, Argentina, en 1969. Es psicólogo recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Comentarios