Escribir en Colombia

Por Andrés Hoyos A fines del año pasado, por carambolas de la vida, debí reasumir la (co)dirección de El Malpensante, revista fundada por mí y por otras personas en 1996. En una de esas vi que necesitaba reforzar la redacción con uno, máximo dos editores. La economía del proyecto no da para más. Recurrí entonces a la muy amplia base de datos que he venido depurando con el tiempo y envié un correo colectivo en el que aclaraba que, de preferencia, la persona escogida debía ser joven —sé muy bien que esta no puede ser una condición excluyente—; también especificaba con claridad los requisitos para el cargo. Este correo fue replicado en las redes sociales. Esperaba recibir 100, 150 hojas de vida, pero cuál no sería mi sorpresa cuando hasta la hora de entregar esta columna han llegado ¡827! Me gasté varios días revisando uno por uno los correos —a veces de forma rauda, lo confieso—. Al final pude dividir los envíos en tres categorías: 1) 688 estaban muy biches o habían env...