“Decir Berlín, decir Buenos Aires”: De exilios y posibles o imposibles regresos

 



Por Luis Benítez

 

Novela breve y contundente: el ir y el venir de la conciencia que atraviesa diferentes territorios.

 

Acerca del autor

El sello argentino Paradiso Ediciones (www.paradisoediciones.com.ar) publicó esta nouvelle del académico y escritor Saúl Sosnowski (Buenos Aires, 1945), radicado desde hace décadas en los Estados Unidos. Doctorado en la University of Virginia, desde 1970 ejerció como profesor de español y literatura latinoamericana en la University of Maryland; fue director del Departamento de Español y Portugués (1979-2000), director y fundador del Centro de Estudios Latinoamericanos a partir de 1989, director de Programas Internacionales (2000-2005), así como fundador de la reconocida revista Hispamérica, dedicada a la literatura hispanoamericana.

 

Una nouvelle de la memoria y por la memoria

Decir Berlín, decir Buenos Aires (ISBN 978-987-4170-33-0, 128 pp.) es la primera incursión édita en el género de Sosnowski. Procurando evitar cuidadosamente todo riesgo de excesiva revelación de la trama, Decir Berlín, decir Buenos Aires consiste en la narración en tercera persona de las peripecias de su protagonista, Alejandro Subbass, solitaria criatura que vive en tránsito no solo entre ciudades —mencionadas además de las del título Madrid, Beijing, Jerusalén— sino también viajando a través de su memoria. Su infancia austera, lo modesto de sus orígenes en aquel barrio de una Buenos Aires que sigue vívida en su mente; los sacrificios realizados para convertirse en un profesional de éxito; su permanente soledad interior, a pesar del trato asiduo (obligado o buscado) con buen número de interlocutores, y la invencible distancia que se autoimpone en esas interrelaciones, incluso en las de índole amorosa, se conjugan poderosa, obsesivamente, con otro elemento. Con la conciencia que le impide todo acceso al olvido de que en esos escenarios que visita y revisita siguen presentes los indicios del terror, las iniquidades cometidas por las más feroces dictaduras, la irracionalidad desatada, el odio incontrolable que ensombrece para siempre, indeleblemente, la historia de dos ciudades.

 

Subbass, agudamente consciente de sí mismo y de sus circunstancias, como todo desdichado ha deseado más de una vez ser otro; hasta anheló convertirse siquiera en aquel que los demás ven en él. Mas simultáneamente comprueba, de hecho, que esos fotogramas mentales que le devuelve su sensibilidad, por atroces que ellos sean, son imposibles de borrar. Como las huellas del horror impresas para siempre en la historia general, clausuran definitivamente la menor posibilidad de perdón y mucho menos de olvido.

 

La urdimbre que entrelaza el autor resulta muy adecuada para apresar en sus mallas —apretadas cuando corresponde y aflojadas convenientemente cuando se impone emplear las estrategias de la elusión— los recuerdos, las experiencias y las vivencias inmediatas del carácter central, al tiempo que dibuja en esa tela su convincente y muy verosímil retrato emocional e intelectual. Nouvelle de constante vaivén entre lo rememorado y lo actuado en la inmediatez del relato, Decir Berlín, decir Buenos Aires insinúa además las correspondencias y correlaciones entre el sujeto histórico y el individual, llevando de la mano a una doble lectura.

 

La táctica que emplea Susnowski para materializar la posibilidad de una doble lectura de su relato opera por acumulación de cortos hechos y breves circunstancias, referencias acarreadas por la memoria de Subbass o inferidas por el lector a partir de las secuencias de su trato con los demás, de manera que los indicios se combinan y modifican entre sí de un modo impecablemente ordenado y que nunca se aparta del eje central de lo narrado. Sin ripios ni eczemas estilísticos, el conjunto exhibe una unidad casi perfecta, lo que permite inferir el riguroso trabajo previo al logro del manuscrito final.

 

Alejandro Subbass o la introspección

¿Podría señalarse como defecto de esta nouvelle una suerte de exceso en la extensión del soliloquio acerca del protagonista, Alejandro Subbass, que abarca buena parte de sus páginas desde el inicio? Sí y no.

 

Si bien por la brevedad del texto este aspecto se pone de relieve —estamos ante poco más de un centenar de páginas—  por otro lado esta particularidad estructural de  Decir Berlín, decir Buenos Aires resulta imprescindible para que, en las secciones siguientes, la índole de los contactos del protagonista con los personajes secundarios y terciarios que nos presenta y representa Sosnowski se aclaren y subrayen. Con el precedente del notorio encuadre en primer plano de Subbass, sus apologías y rechazos, sus introspecciones, sus fobias y vacilaciones, el autor nos permite, en tanto que lectores, ubicarnos cómodamente en el sitial del omnisciente que intuye (o mejor aún: cree saber) qué emociones, sentimientos, ideas generales y conceptos particulares se forjan en las interioridades complejas del atribulado Subbass, a cada cruce que sufre con los otros.

 

Sin el extenso espacio narrativo que desde un comienzo le es dedicado, el autor no hubiese logrado obtener este efecto, premeditado o no, que así logra obtener a todo lo largo del texto.

 

Ser testigos en las páginas de Decir Berlín, decir Buenos Aires del duplicado exilio de Subbass —un apartamiento territorial multiplicado por el emocional— es una experiencia que, sin lugar a dudas y ya cerrado el volumen, dejará mucho tiempo sus ecos resonando en los lectores.

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