Por Luis Benítez
Novela breve y contundente: el
ir y el venir de la conciencia que atraviesa diferentes territorios.
Acerca
del autor
El sello argentino Paradiso Ediciones (www.paradisoediciones.com.ar) publicó esta nouvelle del académico y escritor Saúl
Sosnowski (Buenos Aires, 1945), radicado desde hace décadas en los Estados
Unidos. Doctorado en
Una
nouvelle de la memoria y por la
memoria
Decir
Berlín, decir Buenos Aires
(ISBN 978-987-4170-33-0, 128 pp.) es la primera incursión édita en el género de
Sosnowski. Procurando evitar cuidadosamente todo riesgo de excesiva revelación
de la trama, Decir Berlín, decir Buenos
Aires consiste en la narración en tercera persona de las peripecias de su
protagonista, Alejandro Subbass, solitaria criatura que vive en tránsito no
solo entre ciudades —mencionadas además de las del título Madrid, Beijing,
Jerusalén— sino también viajando a través de su memoria. Su infancia austera,
lo modesto de sus orígenes en aquel barrio de una Buenos Aires que sigue vívida
en su mente; los sacrificios realizados para convertirse en un profesional de
éxito; su permanente soledad interior, a pesar del trato asiduo (obligado o
buscado) con buen número de interlocutores, y la invencible distancia que se
autoimpone en esas interrelaciones, incluso en las de índole amorosa, se
conjugan poderosa, obsesivamente, con otro elemento. Con la conciencia que le
impide todo acceso al olvido de que en esos escenarios que visita y revisita
siguen presentes los indicios del terror, las iniquidades cometidas por las más
feroces dictaduras, la irracionalidad desatada, el odio incontrolable que
ensombrece para siempre, indeleblemente, la historia de dos ciudades.
Subbass, agudamente consciente de sí
mismo y de sus circunstancias, como todo desdichado ha deseado más de una vez
ser otro; hasta anheló convertirse siquiera en aquel que los demás ven en él.
Mas simultáneamente comprueba, de hecho, que esos fotogramas mentales que le
devuelve su sensibilidad, por atroces que ellos sean, son imposibles de borrar.
Como las huellas del horror impresas para siempre en la historia general,
clausuran definitivamente la menor posibilidad de perdón y mucho menos de
olvido.
La urdimbre que entrelaza el autor
resulta muy adecuada para apresar en sus mallas —apretadas cuando corresponde y
aflojadas convenientemente cuando se impone emplear las estrategias de la
elusión— los recuerdos, las experiencias y las vivencias inmediatas del
carácter central, al tiempo que dibuja en esa tela su convincente y muy
verosímil retrato emocional e intelectual. Nouvelle
de constante vaivén entre lo rememorado y lo actuado en la inmediatez del
relato, Decir Berlín, decir Buenos Aires insinúa
además las correspondencias y correlaciones entre el sujeto histórico y el
individual, llevando de la mano a una doble lectura.
La táctica que emplea Susnowski para
materializar la posibilidad de una doble lectura de su relato opera por
acumulación de cortos hechos y breves circunstancias, referencias acarreadas por
la memoria de Subbass o inferidas por el lector a partir de las secuencias de
su trato con los demás, de manera que los indicios se combinan y modifican
entre sí de un modo impecablemente ordenado y que nunca se aparta del eje
central de lo narrado. Sin ripios ni eczemas estilísticos, el conjunto exhibe
una unidad casi perfecta, lo que permite inferir el riguroso trabajo previo al
logro del manuscrito final.
Alejandro
Subbass o la introspección
¿Podría señalarse como defecto de esta nouvelle una suerte de exceso en la
extensión del soliloquio acerca del protagonista, Alejandro Subbass, que abarca
buena parte de sus páginas desde el inicio? Sí y no.
Si bien por la brevedad del texto este
aspecto se pone de relieve —estamos ante poco más de un centenar de páginas— por otro lado esta particularidad estructural
de Decir
Berlín, decir Buenos Aires resulta imprescindible para que, en las
secciones siguientes, la índole de los contactos del protagonista con los
personajes secundarios y terciarios que nos presenta y representa Sosnowski se
aclaren y subrayen. Con el precedente del notorio encuadre en primer plano de
Subbass, sus apologías y rechazos, sus introspecciones, sus fobias y
vacilaciones, el autor nos permite, en tanto que lectores, ubicarnos cómodamente
en el sitial del omnisciente que intuye (o mejor aún: cree saber) qué
emociones, sentimientos, ideas generales y conceptos particulares se forjan en
las interioridades complejas del atribulado Subbass, a cada cruce que sufre con
los otros.
Sin el extenso espacio narrativo que
desde un comienzo le es dedicado, el autor no hubiese logrado obtener este
efecto, premeditado o no, que así logra obtener a todo lo largo del texto.
Ser testigos en las páginas de Decir Berlín, decir Buenos Aires del
duplicado exilio de Subbass —un apartamiento territorial multiplicado por el
emocional— es una experiencia que, sin lugar a dudas y ya cerrado el volumen,
dejará mucho tiempo sus ecos resonando en los lectores.
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