“No quedan amuletos”, de Vera Jereb

 


Por Luis Benítez

El sello argentino Fractura Ediciones publicó un volumen de la autora
mendocina que conjuga eficazmente elementos narrativos y poéticos en
un contexto epistolar.

La tendencia a la difuminación de las fronteras entre las antes rígidas
categorías literarias les permite a las autoras y los autores -aquellos dotados
del suficiente talento y capacidad escritural- aprovechar al máximo los recursos
estilísticos de los más variados géneros.

Esta compleja sinergia de opciones discursivas propias de campos diferentes,
si bien ofrece igual número de dificultades acrecentadas, posibilita la creación -
siempre hablando de los ejemplos más felices y mejor logrados- de textos
híbridos dotados de singular potencia expresiva, con afloramientos aquí y allá
de las formalidades y las ópticas que caracterizan a las categorías
clásicamente determinadas a las que pertenecen, pero que la pericia de la
autora o el autor ha sabido imbricar de un modo tal que el conjunto se nos
presenta uniforme y muy bien equilibrado, evitando desbandes en una u otra
dirección.

Los problemas estructurales, por supuesto, también se multiplican en la medida
que la mano creadora apele a las peculiaridades de una mayor cantidad de
campos antes diferenciados, pero es la habilidad combinatoria la que tiene la
última palabra para que el híbrido obtenido se destaque por su originalidad y
eficacia comunicativa con la sensibilidad y el intelecto del lector.

A la estirpe -no abundante, por cierto- de quienes saben hacer este difícil
trabajo de modo concluyente y acertado, pertenece Vera Jereb, la autora de No
quedan amuletos (1), una mixtura que combina sobre la base de lo epistolar -la
forma más íntima de la literatura- rasgos característicos de la narrativa, la
poesía y aun, en momentos bien elegidos, de la ensayística breve, si es que
sabemos leer atentamente cuanto ella nos dice.

El empleo de un discurso coloquial y que no ahorra “expresiones fuertes”, como
les parecerán seguramente a los ojos más pacatos que se asomen a las
páginas del volumen, es la cobertura general de las corrientes que circulan a
sus anchas por los horizontes distintos que erige la autora a través de 119
páginas de muy tangible densidad.

Asimismo está presente el lenguaje inclusivo, todavía resistido por los
autonombrados legisladores de la lengua, como si esta fuese algo que se
pudiese dominar -está bien claro que la genuina intención de la dominación
obedece a motivos extraliterarios que huelga señalar- cuando en toda época el
uso de esta es prerrogativa en cuanto a modo y empleo justamente de los
mismos hablantes.

Con una fluidez destacada, Jereb realiza su cóctel de géneros con una receta
bien batida y mejor servida. Encontramos apelaciones a la novelística de la
memoria y también a los oscuros juegos y pasillos del olvido: la referencia al
abuelo que padece el mal de Alzheimer viene a marcar y remarcar este tránsito
constante entre una aptitud y la otra.

El género epistolar requiere mínimamente de un hablante y un receptor, un
interlocutor -en realidad, hay por lo menos tres, pues forzosamente el tercero
en cuestión es el mismo lector- pero la habilidad de la autora nacida en 1998 le
permite construir y destruir permanentemente al segundo, ese tácito
interlocutor, dibujándolo y desdibujándolo, al tiempo que reflexiona sobre lo que
aparece como una relación amorosa pretérita pero con fuerte impronta
permanente en el recuerdo, aunque resulta claramente maleable para los
diferentes abordajes del recuerdo que pone Jereb en funcionamiento.

Por momentos -y no son pocos- los pasajes reflexivos sobre esa relación
pasada pero resistente el paso del tiempo nos recuerdan al clásico en la
materia, Fragments d'un discours amoureux (2), del crítico, teórico literario,
semiólogo y filósofo estructuralista francés Roland Barthes (1915-1980),
aunque la radical diferencia con el nombrado ensayo que Barthes le dedica a
su relación con su amante, el narrador, poeta, periodista, crítico de literatura y
arte cubano Severo Sarduy (1937-1993) consiste en que Jereb desactualiza la
suya en oposición al presente donde transcurre Fragments d'un discours
amoureux y asimismo realiza sus reflexiones con otros fines que el francés,
quien aspira a desentrañar el vínculo amoroso en su actualidad emocional y
conjetural. Lo que hace Vera Jereb en su construcción/deconstrucción de la
relación pasada pero vigente en la memoria y el sentimiento queda
palmariamente subrayado en un párrafo de la página 18 de No quedan
amuletos y es el verdadero objeto de su indagación, cuando le dice a su
anónimo ex amante: “Te estoy escribiendo para comunicarme conmigo” (sic).
En resumen: un híbrido por demás interesante y de alto impacto en la
sensibilidad y la conciencia intelectual del lector, que se agradecerá a sí mismo
su lectura atenta y expectante página tras página.

La autora

La escritora, performer, gestora cultural, tallerista y Licenciada en
Comunicación Social Vera Jereb nació en la provincia argentina de Mendoza
en 1998. En 2022 presentó No quedan amuletos, una novela breve cyberpunk
tierna de tono epistolar y poético. Este libro fue seleccionado para ser
presentado en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires 2023. También
ha sido parte de antologías como Poemas por el Agua (Payana Ediciones,
2021), Cuerpos Urgentes (Colectiva de Escritorxs por la IVE Mendoza, 2020)
y Vote Poesía (Poeta Gráfico, 2019). Participa activamente en la Asamblea de
Trabajadorxs de la Literatura Mendoza y en la Colectiva PAP de poesía y
perfomance, con quienes editaron el libro Error 404 (Fractura Ediciones,
2021) presentado en Mendoza y Córdoba. También es parte de la
organización del Contrafestival Internacional de Literatura y otras Artes, activo
desde 2019, que ha contado con la participación de poetas de diferentes
sectores de Argentina, Chile y México. Fue invitada al Festival Internacional
Va Poesía (2019), quedó seleccionada en la residencia del Festival
Internacional de Poesía de Rosario (2021) y en el Festival Poesía Ya!,
organizado por el Centro Cultural Kirchner, de Buenos Aires, en la categoría
Novísimes (2023). Ganó el Concurso de Microrrelatos (2020) organizado por
el CFI, la segunda mención en Poesía del Certamen Literario Vendimia
(2021), primera mención en el Certamen Literario Liliana Bodoc de cuento
fantástico (2021) y primer premio del Certamen de Videopoesía (2021) con la
obra Construcción. Este año será miembro del jurado del Certamen Literario
Vendimia en la categoría de Poesía. En 2022 ganó junto a Martina Atienza
una Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes con el proyecto En esta
casa. En 2023 ganó un subsidio de Gestionar Futuro para la realización del
Festival de poesía itinerante Sin Brújula, a realizarse con un colectivo de
poetas durante septiembre en la provincia argentina de Río Negro. Le
interesan los trabajos interdisciplinarios e incursiona en la potencia de la
poesía oral y la investigación académica. Realiza todos los talleres de
escritura que se le cruzan. Recientemente, ganó una Beca Santander para el
curso de La lectura de las ciudades históricas y su territorio, dado por la
Universidad Rey Juan Carlos. Desde 2019 dicta talleres de lectura y escritura
creativa, así como clínicas de escritura virtual. Con Martina Cruz, poeta del
conurbano, realizaron Zonda en Temperley: literatura y territorio, y Kintsugi:
escritura desde la herida. Este último taller lo han realizado en Buenos Aires,
Mendoza y la provincia argentina de San Juan. Con Ana Suárez, llevan a
cabo en Mendoza el taller Habilitando el Divague: literatura y recorridos que
consiste en ejercicios de exploración del espacio y escrituras vinculadas a
esto. Actualmente, trabaja en un taller epistolar llamado Tus cartas y las mías.

NOTAS

(1)Fractura Ediciones, ISBN 978-987-48357-3-4, 119 pp., Mendoza, Argentina, 2022.
https://www.facebook.com/people/Fractura-Ediciones/100068648606078/
(2) Fragments d'un discours amoureux, traducido literalmente al español como Fragmentos de
un discurso amoroso, editado en 1977 por Éditions du Seuil, Collection Tel Quel, París, 1977.

 

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