Houston, 21 de abril, 2012.
Apreciado amigo Teódulo:
Ante todo,
mis gracias por enviarme tú obra magna. Estoy con la “post-lectura” ya que tu
trabajo está bien enrriquecido con referencias. En líneas generales, estamos
viendo en la misma forma, o bien cerca, el status quo planteado: el hombre –
masa y los medios, la mercantilización de la cultura y la nueva persona creada
por una realidad virtual y ciberespacio: el homo videns, un variante pobre del
homo ludens. Escuchando las palabras del líder del socialismo del siglo 21.
invocamos a Heidegger con mi amiga Elizabeth Schon. A la realidad “justa”, a
este concepto sonoro, Márai trató acercarse con su tranquilidad analítica,
amplia, sin respuesta. Tu investigación ve con claridad al hombre y su sociedad
con sus limitaciones, llegando al ilimitado, sin dejar afuera a los
indiferentes, a los aburridos. Pasas por los continentes, ves sus fuerzas
y riquezas, divididas por el peso de 140 millones de analfabetas africanos.
Masa invencible y hambrienta, de todas maneras no hacen mella en la limitada
conciencia humana.
Por mi
parte, ubico las raíces del cambio y descomposición social a principios
del siglo 20. Es el mundo de los Hohenzollners y de los Habsburgos, de los
reyes y emperadores, de los burgueses con su partido social demócrata. El
ciudadano que se formó en la ciudad del Medioevo pero con el reino de Carlos V.
la ciudad se integró en el estado nacional, con el rey como personaje
nacional, con residencia asentada. En esta configuración el reinado incluía a
sus burgueses, por lo tanto cuando en noviembre de 1918 Kurt Eisner en nombre
de la Revolución Socialista Judía proclamó la abolición del Reinado de Baviera
y de su rey Luis III. causando un vació que los Espartacos, Karl Liebknecht no
podían llenar con su revolución. Reyes y reinados desaparecieron, como los de
Würtemberg, de Sajonia, de los principados de Brunswick, Hessen y Oldenburg. El
canciller alemán, el príncipe Max von Baden trató de convencer que renunciara
el rey de Prusia y emperador del Imperio Alemán el Káiser Wilhelm II. La guerra
ya terminó, soldados extenuados, amotinados en el vacío creado los comunistas Rosa
Luxemburg, Karl Liebknecht, Yoffe, ect. Como cosa curiosa los líderes del
partido Social Demócrata no querían la abdicación del Kaiser, que demostraba el
deseo de mantenerse dentro de un estado social.
La guerra
se terminó, la capitulación y después los tratados de paz en Paris.
Difícilmente se puede hablar de tratados de paz con el odio viejo de Clemenceau
y la presencia desafortunada de Wilson con ganas de reformar a Europa, definir
y crear nuevas naciones. Bien, lograron quitar la remanente seguridad social
del burgués ya sin rey, en la mera pobreza y desorientado en una nueva patria.
Resultado desastroso de un intermetido demócrata americano, quien con todo esto
preparó la segunda guerra mundial. En la huella roja de Luxemburg y Liebknecht
vino el oscuro régimen de Hitler con el gran final americano de Hiroshima y
Nagasaki.
Allí se
terminó la era cristiana, ya no hay ni rey, ni burgués, quedan votantes bien
dirigidos. Las economías nacionales están dirigidas por el Fondo Monetario
Internacional (Rothshield – Soros – Rockefeller).
Sí, lo que
queda es como tú lo defines: el hombre intervenido en el entorno híper
tecnologizado.
Tu libro
señala una verdad que da miedo. Gracias de nuevo por habérmelo enviado.
Atentamente,
Aladar
Temeshy von Becker
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