Fernando G. Toledo y su nueva edición: Cruz y Ficción
Por
Luis Benítez
Imágenes:
cortesía del archivo de FGT
Desde la Mendoza americana, el destacado poeta, narrador y periodista local
desata la polémica con una flamante reedición -corregida y aumentada- de este
volumen de su autoría, distribuido por el sello argentino Libros de Piedra
Infinita. En esta entrevista, nos brinda sus precisiones.
Luis
Benítez: ¿Cuáles son los ejes temáticos principales de
Cruz y Ficción?
Fernando
G. Toledo: Si hay algo que tiene Cruz y ficción, en este sentido, es
variedad temática. Y es que no sólo conviven allí mis propios intereses, que,
como los de cualquier mortal, son diversos, sino que también hay una gran
amplitud de cuestiones tratadas. Quiero decir que, quien recorra con la lectura
los artículos y ensayos que componen este libro, no sólo verán que hablo de
literatura, de música o del acto de escribir —cosas diferentes entre sí, pero a
la vez emparentadas— sino que las cuestiones se amplían y alcanzan, también,
asuntos filosóficos, ideológicos, idiomáticos, periodísticos y hasta
religiosos. Lo que parecería un cajón de sastre, sin embargo, creo que se
convierte también en una caja de resonancia de lo que suele ser la paleta de
intereses de cualquiera de nosotros, los que convivimos en este presente
hipercomunicado y disperso de estas sociedades y de este siglo. La única
diferencia, quizás, es que este verborrágico ciudadano del presente se ha
dedicado a convertir eso en palabras.
LB:
¿Cómo fue la génesis del volumen?
FGT:
En el prólogo con el que acompaño la obra doy pistas de esa génesis. Como bien
sabés, Luis, mi obra literaria se compone de poemas, novelas, relatos y obras
teatrales. Pero también de ensayos y artículos periodísticos. Sin embargo,
entre esos últimos que menciono después del «pero» y los demás, hubo por tiempo
una cesura curiosa: yo vivía de escribir los últimos y aquellos primeros los
practicaba por vocación artística. Esto se entiende mejor cuando se sabe el
dato de que soy periodista de profesión, lo que significa que «vivo de
escribir» (con esa frase empieza el prólogo) en un sentido literal, desde hace
más de 30 años. Lo que un periodista escribe por trabajo en gran parte está
destinado a la misma perennidad de la hoja de un calendario, que se arranca del
almanaque y se tira luego de que ha cumplido su tarea de marcar el día
transcurrido. Pero yo descubrí que una parte de esos escritos podía tener lo
que llamo «una capacidad pulmonar mayor», por haber hablado de temas que iban
más allá de la fecha de vencimiento de la jornada. Así que reuní lo que
consideraba más interesante y perenne de todo ese maremágnum personal (de
verdad es mucho lo que puede acumular un periodista, y no todo tiene la misma
respiración) y lo puse a formar parte de este libro. El título, más allá de que
es el de uno de los ensayos, intenta hacer honor a eso, con su juego de
palabras que (me cito) «vive como anfibio entre la tierra dura del periodismo y
celeste de lo ficticio».
LB:
¿Cuál es la estructura de Cruz y Ficción?
FGT:
Te contaba antes que es la variedad temática una de las señas particulares de Cruz y ficción, pero yo no sólo soy
periodista, sino también editor, así que me puse a trabajar con ese enfoque los
textos y encontré conexiones que permitían agruparlos en cuatro secciones. La
primera parte, titulada Chocar contra el
destello, «se dedica a hablar de la propia escritura y sus rituales»:
incluye textos sobre el disfrute de la poesía, sobre particularidades del
habla, sobre la relación apasionada que puede establecerse con la música. En la
segunda parte (El pie fuera de la senda),
alguna figura, que puede ser bien de la literatura, del cine o de la música, es
evocada por cada escrito. La tercera parte lleva por título Un filo de espada y sus temas son
diversos, pero la aspiración es más polémica y reflexiva, a veces con
aspiración directamente filosófica. La última parte es aún, si se quiere, más
polémica. Bajo el nombre de Ipsissima
verba incluye trabajos de reflexión y de investigación en torno a la
temática religiosa, algunos de los cuales despertaron discusiones en el momento
original de su publicación.
LB:
Cruz y Ficción es un libro capaz de
suscitar polémicas. ¿Qué secciones crees que favorecen más la discusión y por
qué?
FGT:
En el trazado de secciones que compartí antes se vislumbraba, en cierto modo,
la respuesta a esta consulta. Pero dado a ampliar y dar mejor idea del asunto,
creo que hay textos en el libro que pueden ser francamente polémicos, plantear
debates y hasta —en tiempos de crispación como este— enojos. Cuando uno sienta
posición sabe que puede generar indignación en el que no comparte esa mirada,
pero he podido comprobar que nada despierta más encono que plantear no ya una
opinión, sino ofrecer un análisis argumentado y razonado de eso que se aborda.
Es decir, cuando uno va más allá de la opinión y ofrece una crítica (en el
sentido originario y etimológico, cuando uno «criba»), porque esta incluye la
tarea necesaria e indispensable previa de destruir, para luego levantar un
argumento desde esos escombros. Lo más polémico tal vez tenga que ver con la
posición que planteo acerca del uso de lo que llamo «lenguaje pseudo-inclusivo».
También otras cuestiones sobre la vigilancia de lo políticamente correcto (que
puede sacuda a aquellos que no se dan cuenta de que son policías de esa
corrección política) y, por supuesto, los arduos, documentados y tal vez
exhaustivos textos con los que cierro el libro y que apuntan a la figura
central del cristianismo: Jesús, el Cristo. Todo esto de parte de un ateo
católico, como yo. La última cuestión que pongo en el casillero de respuesta a
tu pregunta no sé si es polémica, pero es una posición diferente a otras, sin
dudas. Me refiero a mi toma de posición a la hora de trazar los textos: no sé
si lo logro, claro, pero siempre intento, laboriosamente, que en todos haya
poesía, aunque sea en prosa.
El
autor
Fernando G.
Toledo nació en San Martín, provincia argentina de Mendoza, en 1974.
Publicó los
poemarios: Hotel Alejamiento (1998), Diapasón (2002), Secuencia
del caos (Premio Vendimia de Poesía, 2006), Viajero inmóvil (2009), Mortal
en la noche (2013) y Plano secuencia. Antología poética (2018).
En novela: De Mendoza a Tokio (2014) y El mar de los
sueños equivocados (Premio Vendimia de Novela Juvenil, 2016). En
ensayo: Cruz y ficción (2021, segunda edición impresa y muy
ampliada: 2025). En narrativa: La ilusión de un gran final (2022).
Para escena: De Mendoza a Tokio: homenaje a Víctor Volpe (2016), Los
sonidos de la buena memoria (2017) y Cosecha en la tierra
soñada (Fiesta de la Bendición de los Frutos, 2020). Fundó y dirige,
con Hernán Schillagi, la editorial Libros de Piedra Infinita y la revista
digital El Desaguadero. También creó el Festival Internacional de Poesía de
Mendoza. Licenciado en Comunicación Social, cursa actualmente un diplomado en
Fundamentos de Filosofía. Ejerció el periodismo en los medios locales Diario
Uno, las revistas Primera Fila y Ubú, en Radio Nihuil, Canal 7 e InMendoza.com.
Actualmente es editor en el diario Los Andes.
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