El poeta y traductor Renato Sandoval Bacigalupo presenta Trenos de Trinos, Poesía reunida (1983-2023).
Escribe: Víctor Coral
Renato Sandoval Bacigalupo nació en Lima en 1957. Pertenece, por cronología y por afinidad (hasta cierto punto) a la connotada generación poética de los ochenta, aquella de grandes nombres como Rossella Di Paolo, Patricia Alba, Carmen Ollé, José Morales Saravia, Eduardo Chirinos y Oswaldo Chanove. En su casa de la cuadra 13 de Alcanfores conversamos en un ambiente tranquilo y propicio para hablar de poesía. Me cuenta cómo se inició en la escritura poética:
“Creo que fue a los catorce años, en cuarto de media. El profesor de literatura recitaba, con buen ritmo y delicada melodía, poemas de Juan Ramón Jiménez, Quevedo, Lope, Góngora, y también de Chocano, Valdelomar, González Prada, Eguren, Vallejo…, y por eso quedé admirado al ver que sólo con palabras se podía decir tantas cosas que a diario no escuchaba en lo absoluto, y me descubrían nuevos mundos insospechados que me invitaban a visitarlos. Eso me impulsó a tratar de ‘hacer cosas’ (poiesis) como ellos, a esa temprana edad, y todas las noches iba a un parque vecino con un buen amigo; con los mismos propósitos, pero en bancas distintas, escribíamos el poema de la noche, y después, orgullosos, nos leíamos mutuamente lo que habíamos escrito. Así empecé este viaje”.
POETA Y TRADUCTOR
Renato Saldoval también es un traductor de fuste. Le recuerdo todas las traducciones suyas que he leído (R. M. Rilke, Paul Valéry, Fernando Pessoa, Edith Södergran…) y le pregunto sobre su famosa vocación políglota y su pasión por traducir.
“Me encantan tanto la estructura del lenguaje, en general, y la de las lenguas, en particular, que cada vez que me he cansado de leer, escribir o traducir libros de ficción o de poesía me pongo a leer y hasta estudiar gramáticas de otras lenguas que ignoro, hasta el punto de disfrutarlas como si fueran novelas de aventuras tipo Dumas, Verne, Stevenson, Salgari, Melville, London, Conrad… Ahora mismo retomo el sumerio, que empecé a estudiar cuando seguía un doctorado en la Universidad de Helsinki (Finlandia), siendo yo entonces el único alumno de esa clase. Como sea, creo que hablo más o menos nueve lenguas, leo razonablemente bien tres o cuatro más, y varias más en ciernes”.
Renato Sandoval es autor de libros tan valiosos como Nostos, Suzuki Blues, Prooémium Mortis u Odiario, y acaba de reunir su poesía en un grueso volumen titulado Trenos de Trinos (Revuelta Editores, 2024). Uno de los poemarios incluidos en esta entrega le valió el premio Copé de Bronce 2015:
“No creo que Prooémium mortis, ganador del premio, haya sido leído y mucho menos valorado, lo que no tiene importancia. En parte lo digo porque en la noche en que el jurado tenía que presentar a los ganadores ante un gran público que asistió a la ceremonia de premiación, cuando tocó el turno de referirse a mi libro, uno de los miembros de ese jurado renunció a leer el texto alusivo, que aparentemente había preparado como justificación de ese premio, para simplemente decir, cabizbajo y compungido, que él no había entendido en absoluto mi poemario, aunque sentía que algo de valor había en esa obra, acaso un poco de Martín Adán y otro poco de Westphalen”.
Nota del editor: sobre Prooémium mortis, el crítico literario Ricardo González Vigil, expresó: “Uno de los mejores poemarios publicados en esta década, y no solo en el Perú sino en el ámbito entero de la lengua española”.
LOS VIAJES DEL POETA
Los viajes del poeta están íntimamente ligados con su poesía y su labor periodística –que habría que reunir en otro volumen. Me aclara que no se considera un poeta viajero, sólo uno que viaja:
“He sido viajero desde los quince años, cuando terminé el colegio y salí del encierro familiar en el que hasta entonces había estaba sometido. Acaso debido a eso la fuerza centrífuga de mi vida se impuso a la centrípeta que me tenía retenido en una buena, aunque también desintegrada familia. Fui mochilero de veras y a la mala, lo que me llevó a recorrer casi toda América y Europa y, siendo ya marino grumete y estibador de barriles de petróleo, caleteé y circundé toda África hasta terminar en Goa (India), donde perdí todo, menos la vida. Naturalmente, escribí poemas y crónicas de viaje; los poemas de esa línea se reflejan en algunos libros míos, mientras que las crónicas sólo aparecieron en publicaciones especializadas extranjeras; una pena que en el Perú no haya publicaciones semejantes”.
Renato Sandoval es un referente dentro de la poesía peruana de las últimas décadas. Aunque él tiende a responder con mucho sentido de autocrítica y una seca humildad a las preguntas sobre su obra ensayística y crítica, lo cierto es que existe y en esos ámbitos también ha demostrado madurez y conocimiento. (Recordamos especialmente sus libros sobre la poesía de Jorge Eduardo Eielson y José María Eguren). El poeta también ha impartido talleres de poesía y ha dirigido dos revistas literarias de gran impacto, incluso internacional: Evohé y Fórnix.
Sobre Trenos de trinos (2024), que reúne su poesía desde 1983 hasta el 2023, reiteraremos que es un libro necesario, imprescindible, pues muchos de los 14 poemarios que recoge estaban fuera de circulación en el Perú hace años; pero sobre todo porque nos deja echar un vistazo más en perspectiva sobre la poética compleja y profunda de un poeta que ha dedicado toda su vida al cultivo del diálogo con las musas.■
*Víctor Coral (1968) es poeta, narrador y crítico con varios títulos publicados. Estudió Ciencias Administrativas y Literatura en la UNMSM. Poemas, artículos y ensayos suyos han sido publicados en Letras Libres, Hueso Húmero, Luvina, Periódico de Poesía, Zenda y otras publicaciones nacionales e internacionales. Ha representado a Perú en la FIL Guadalajara 2005. Actualmente termina su tercera novela, sobre la generación poética de los 90.
DOS POEMAS DE RENATO SANDOVAL
XLVIII
Nada más que una palabra
para que la casa colapse
Es la misma que ella
susurra siempre
ese zumbido horadante
de lo no hecho
de la urgencia más discreta
desde donde
los afanes y deseos
han de irse a pique
Pero una palabra aún
un fonema sin sentido
para aceptarme mudo
como soy yo tantas veces.
XXXVIII
Si no lo sé hoy
ni mañana tampoco
para qué saberlo
algún día
cuando ya no sabré
de mí ni de ti
ni de nadie hasta hoy,
hasta ayer, hasta siempre.
No importa
saber lo no entendido
ni lo imaginado
Imaginar y entender
es creer entender
y creer que se imagina
y nada de eso
vale en esta esquina
donde espero en vano
una certeza, una fantástica mentira.
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