Se acaba el mundo y nosotros afeitándonos (1)



Por Eugenia Cabral


Lectoras y lectores: se me hace preciso declarar que este libro del argentino Luis Benítez (2), cuyo contenido resulta verdaderamente inconcebible, incluso en la era de la literatura posmoderna y del mundo en versión digital -cuyo vientre nos engendra día a día-, debería ser severamente amonestado y su autor públicamente reprendido por semejante atrevimiento. ¡Cómo ha podido tener la tamaña osadía de no expresar ni la menor moralina, así fuera como leve queja de la condición humana, en este mundo encantador donde vivimos la prodigiosa situación de estar con un pie a un paso del abismo y el otro, firme en tierra! Es inaceptable que el señor Benítez se sostenga cual duende colgando de una tramoya sobre el escenario narrado, para observarlo desde el reverso. Sólo a él se le pudo ocurrir algo así.

Si se trata de un asteroide, no importa, que nos caiga sobre la faz de la Tierra, qué más da, seguiremos afeitándonos como cada mañana; si el conflicto es el feminismo, las mujeres se declararán machistas o, cuando menos, antifeministas; si se acerca al lóbrego ambiente del poder de los mercenarios, ellos terminan pareciendo soldaditos de juguete. Y todo, así. Insisto: esto rebasa los límites de nuestra aldea literaria. Porque usted, señor Luis Benítez, y fíjese que ahora me dirijo en su calidad de imputado, tiene muchos recursos para escapar a las moralinas, además de deslizarse angelical sobre el escenario, a fuerza de tramoya teatral. 

Benítez, sin formular un solo axioma moral, logra contraponer en el propio desarrollo de sus historias las contradicciones y paradojas de las ideologías y sus deformidades pragmáticas. Para hacer ese recorrido no puede sino partir de la precariedad esencial del ser humano. Lo fallido, lo irrisorio, lo caricaturesco, a Benítez le sirven de limón para exprimirlo hasta la última gota y así, abollado, echarlo en las bebidas de sus invitados literarios. 

Y hablando de caricaturas, en “Chicago, 1938”, el clima de historieta sobre personajes mafiosos es tan patente como el mal olor de una alfombra sucia y vieja. Hasta podría aparecer por la puerta Boogie el Aceitoso, mientras Fontanarrosa lo espía con su pícara sonrisa. 

Ni qué hablar de los tenebrosos mercenarios en “Cómo casi, casi, escribí las memorias del Magnífico Regente, Señor del Reino”. Hasta dan ternura esos esforzados varones de condición proletaria, dados a reflexiones filosóficas, que son sicarios de segunda mano. Dan ganas de escuchar aquella melancólica canción de los Deep Purple: “Soldado de la fortuna”. Aquí, Forsyth le extiende el pulgar levantado de un OK. Hasta podría pensarse que un escritor y un mercenario lleguen a parecerse demasiado. 


En realidad, un escritor puede llegar también al extremo opuesto del mercenario, cuando es guiado por la manía de grandeza. En “Cómo triunfar en el mundo de las letras y todo eso”, la desopilante historia parece estar narrada por la solemne ironía de Marcos Mündstock, mientras el resto de Les Luthiers interpreta los hilarantes acordes que producen sus instrumentos. Nuevamente, lo grotesco impregna en verosimilitud a unos seres que bien podrían significar la metonimia del género humano. Otros artefactos -más que seres- humanos son también descubiertos en sus monadas por este duende que se pasea encajado en la tramoya literaria, unas veces a la vista y otras, disimulado. 


En definitiva, señoras y señores, mi veredicto es que este recién editado título de Luis Benítez debe ser obligatoriamente leído y disfrutado, a solas o en familia, “como gustéis”. 


Eugenia Cabral (3)



REFERENCIAS

(1)Editorial Palabrava, ISBN 978-987-4156-65-5, 114 pp., Santa Fe, Provincia de Santa Fe, Argentina, 2023. https://www.editorialpalabrava.com.ar/

(2) El poeta, narrador y ensayista literario Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria. Sus 42 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. Es una de las voces de la poesía argentina actual de mayor reconocimiento internacional. Colabora como crítico de poesía y narrativa en diversos medios electrónicos de América y Europa.

(3) Eugenia Cabral nació en Córdoba, Argentina, en 1954. Inició su tarea literaria con el Grupo Raíz y Palabra (1981-1986). Dirigió Ediciones Mediterráneas (1988-1992) y la revista Imagin Era - La Creación Literaria (1991-1993). Colaboró en el suplemento cultural de La Voz del Interior (1993-2000). Ha coordinado talleres literarios en instituciones públicas y privadas (1993-2014). Es asesora literaria de Teatro La Cochera, de Córdoba, dirigido por Paco Giménez (1995-2022) y autora de dos textos teatrales: El Prado del Ganso Verde (director: Giovanni Quiroga, La Cochera, 2013-2016, 2022) y Encaje Español (director: Julio Cortés, Espacio Cultural Urbano, CASA, 2017). Publicó los poemarios El Buscador de Soles (1986); Iras y Fuegos – Al margen de los tiempos (1996); Cielos y barbaries (2004); Tabaco (2009); En este nombre y en este cuerpo (2012); La voz más distante (2016), como así ensayos: Poesía Actual de Córdoba- Los años '80 (prólogo y antología (1988); La traducción en Argentina y en Córdoba (estudio preliminar para "Un Golpe de Dados", poema de Stéphane Mallarmé, versión en español de Agustín Oscar Larrauri, 2008); Vigilia de un sueño. Apuntes sobre Juan Larrea en Córdoba, Argentina, 1956/1980 (ensayo e investigación biobibliográfica, 2017); Prologando la posteridad (introducción a "Del surrealismo a Machupicchu", de Juan Larrea, Instituto Cervantes, 2019). También es autora de relatos: La Almohada que no duerme (Córdoba, Ediciones Del Boulevard, 1999) y teatro: El Prado del Ganso Verde, en "Malvinas II. La guerra en el teatro, el teatro de la guerra", compilador Ricardo Dubatti, 2019). Obtuvo diversos premios y distinciones en Argentina, Venezuela y Asturias.

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