“Diario de un payaso”, de Stelios Karayanis, eso que brilla más allá del desencanto

 



Por Luis Benítez

 

Novela breve que no descarta incluir prosa poética, fue publicada recientemente en traducción al español de José Antonio Moreno Jurado.

 

Por las calles, los callejones y pasadizos mentales sin salida de una Sevilla que sugiere lo intemporal, avanza y retrocede el personaje central de esta nueva entrega del reconocido poeta, ensayista, hispanista y traductor griego Stelios Karayanis, la novela Diario de un payaso (1). Es el Payaso, en ocasiones reiteradas, una sombra apenas del hombre que alguna vez fue, atravesado en su juventud por los ideales sociales que se estrellaron, como su existencia toda, contra la brutalidad de un época que se deleita relegando al olvido y a la ridiculez todo lo que de noble y aspiracional puede concebir nuestra especie.

Alcohólico habitante de sórdidos hostales, desengañado del amor y de todo futuro posible, el Payaso de Karayanis cumple al menos dos roles principales. Por una parte, encarna y sufre en esa su misma carne los avatares de una de las existencias más precarias que permite nuestro tiempo: la del anónimo artista callejero, forzado a exponerse en cuerpo y alma a la curiosidad, la burla, la compasión o la lástima del eventual transeúnte, que reaccionará a su antojo ante el espectáculo humano que se le ofrece. Mientras el espectador es libre de expresar inclusive su indiferencia ante lo que ve, lo que le muestran sin haberlo solicitado, el Payaso está condenado a seguir fase tras fase la mascarada que él mismo ha pergeñado, llevado a ello por la única diosa que obliga por igual a mortales e inmortales: Ananké, señora de lo inevitable, lo compulsivo y fundamentalmente, de la necesidad.

Necesidad, en el caso del Payaso, no solo de ganarse malamente la vida diaria, empatándole apenas la partida a sus miserias cotidianas por una jornada más, sino también -por momentos consciente y otras veces inconscientemente, al menos en mi lectura- por darle un día más de existencia a su antiquísimo arte, que atravesó (no siempre indemne) las épocas sucesivas que recorrió en compañía del resto de la humanidad y sus transformaciones, hasta llegar a esta, la que insiste en degradarlo, cuando no negarlo, ignorarlo por completo. Ese es un aspecto, una faceta de las muchas caras que tiene el Payaso de Karayanis.

El otro rol del personaje es el de adoptar la condición de espejo, despojándose de su individualidad para venir a reflejarnos a todos, más o menos distorsionados nuestros rasgos y nuestras peculiaridades, pero indeleblemente contenidos como estamos, en líneas generales y en nuestra condición de perplejos habitantes -¿prisioneros, podría también decirse?- del siglo XXI. Porque el Payaso de Stelios Karayanis, sus repetidas miserias y humillaciones, sus ataques de autocompasión sin rumbo ni destino, sus desconfianzas y vacilaciones, la furia contenida que -con hábil pluma- el narrador se ocupa de aludir sin pasarse de la raya hacia un trazo más grosero que empañaría el relato, son relámpagos de lucidez que relucen en la mente del lector, mostrándole sesgadamente quién es en realidad y dónde, en qué instancia, por momentos aterradora, está parado en medio de esta era oscura. Período cuyas singularidades, para seguir viviendo, la mayoría de las veces nos vemos obligados a obviar e ignorar -recordemos: lo mismo que hace la época con el arte del Payaso- pero que siguen siendo fuertes elementos constitutivos de nuestra realidad, definitivamente innegables.

En este papel, el Payaso podrá mostrarnos nuestra condición de manera exagerada, en ocasiones deformada para tornarla más evidente, al modo como el caricaturista abulta y enfatiza las facciones para volver a este y aquel rasgo más notorio, pero cabalmente lleva a un primer plano el pasado anulado, los sueños y las metas perdidas del hombre común de nuestro tiempo.

Logro desde luego no menor, sino todo lo contrario, el de este destacado escritor griego, afortunadamente llevado a nuestra lengua con toda la potencia de su prosa fluida y contundente, lo que el lector debe agradecer por igual al eficiente traductor y los editores, dentro de la colección Mirto Academia, de las Publicaciones de la Academia de Buenas Letras de Granada.

 

 El autor

Nacido en Samos, Grecia, en 1956, Stelios Karayanis es un poeta y ensayista representativo de la generación de los ‘80, hispanista y traductor. Obtuvo el premio de poesía Nikiforos Vrettakos del Ayuntamiento de Atenas en 1993. Es doctor en Filosofía Moderna por la Universidad de Ioanina de Grecia y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada. Es miembro correspondiente en Atenas de la Academia de Buenas Letras de Granada, uno de los fundadores de la Asociación de Hispanistas Griegos, miembro de la Asociación Nacional de Escritores Griegos y miembro del Pen Club. Imparte clases de Literatura Española en la Universidad Abierta de Grecia desde 2005. Fue director de la Revista Internacional de Poesía Erato Ars Poética y ahora es director de Hécate Poesía, Ars Poética, Revista Internacional de Poesía, Cuento y Teoría Poética. Dirige la serie de libros de Poesía y Ensayo Hécate Ars Poética. Actualmente vive en Atenas, ciudad en la que es académico correspondiente de la Academia de Buenas Letras de Granada.

 

NOTA

(1) Editorial ALHULIA, Publicaciones de la Academia de Buenas Letras de Granada, Colección Mirto Academia, traducción del original griego al español por José Antonio Moreno Jurado; ISBN: 978-84-126470-4-4, 152 pp., Granada, España, 2023.

 

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