Por Luis Benítez
Ediciones
Culturales de Mendoza (WebSite: http://www.cultura.mendoza.gov.ar/ediciones-culturales/
E-mail: ediciones@mendoza.gov.ar),
Colección Cactus, Provincia de Mendoza, Argentina. 2019. ISBN 978-897-4432-55-1.
Si algo define la ya prolongada y
destacable contribución del poeta Rubén Valle a las letras de su país, es el
ahondamiento progresivo y sostenido en las tópicas que son inherentes a su
estilo discursivo. La amplitud de su registro hace posible que convivan en una
misma colección de textos la cada vez más aguda percepción del lugar que su
consciencia ocupa en el mundo –proceso que se percibe mucho más claramente
desde 2010, cuando la aparición de su quinto poemario, Tupé, señaló un antes y un después en su poesía- con su capacidad
indagatoria de las relaciones existentes entro lo interior y lo exterior al
poeta. De tal manera, Valle logra en sus poemas más acertados brindarnos una
lúcida aunque fugaz –siempre será fugaz- visión de lo que alberga ese enigma
paradójico al que denominamos poesía, aplicado a nombrar mediante el uso de las
palabras y sus interrelaciones justamente aquello que se encuentra más allá de
las palabras.
En paralelo, el mendocino Rubén
Valle ha venido conectando con el mayor acierto y pieza por pieza un complejo
rompecabezas que es la imagen de un universo que ya le es propio, aunque cada
nueva presentación de su poesía amplía aún más ese territorio, sumándole nuevas
dimensiones a las ya ofrecidas al lector. Eso mismo es lo que sucede con este
reciente poemario, La lengua del ahorcado,
donde Valle expande al tiempo que concentra su voz. Se trata de 43 poemas que
el autor divide en 5 secciones: Para la
ocasión o el fin del mundo, Act esta
fabula, Una soledad proporcional, La
contraseña malversada y La lluvia en
sus primeras costuras. La docena de poemas que vertebra la primera parte
pone en primer plano lo conceptual y es una poesía afirmativa: “Escribo en la
lengua / Del ahorcado / No sobre sino
desde” (El nudo); “La poesía es un mueble viejo (…) / Te sentarás en él /
Para nunca caerte de ella” (Oronegro);
“En este espacio / cabe sobra / el
mundo” (A4), mientras que ya en la
segunda sección, Act esta fabula, el
autor comienza a brindarnos los indicios de un desplazamiento hacia la alusión
y la elusión en la decena de textos que la componen: “Antes de que la manzana
fuera el pecado de la caída / Antes de que en tu boca colgara mi nombre / como
una campana de grillos” (Cuando la luz
ignoraba todavía si el mar nacería niño o niña [*]); “¿Cuándo el corazón
decide que no? / ¿Cuándo entra la sangre o cuándo parte?” (A la espera del satori). Este desplazamiento se acentúa
marcadamente en las siguientes fases, Una soledad proporcional y La contraseña malversada, compuestas
cada una de ellas por 7 poemas, hasta transfigurarse definidamente en una
imaginería que puedo llamar contundente en la última parte, los 9 poemas que
establecen La lluvia en sus primeras
costuras: “ Una foto donde se escucha ladrar a los pájaros / La calle que
no tiene nombre y a la que sólo se llega por el olor del pan” (Los
otros milagros); “Mata la mosca de su ira / con un libro de Faulkner / De
esas palmeras salvajes / pende un hilo de sangre” ( Literalmente); “La isla que me llevaría a un libro / Mi aleph en
la cabeza del alfiler” (Mesa de luz).
Sin duda la obra de Rubén Valle
señala que se trata de una de las voces más maduras y ya destacadas y
reconocibles de la generación a la que pertenece, la de la década de los ’90.
Un poeta en plena producción y que seguramente deparará al lector, en los años
venideros, nuevas y mayores conquistas del esquivo territorio del género. Un
autor para seguir con atención y que no puede faltar en la biblioteca, en caso
de que queramos conocer los mejores logros de la poesía argentina
contemporánea.
El autor
El poeta, narrador y periodista
Rubén Ángel Valle nació en San Martín, Provincia de Mendoza, Argentina, el 13
de febrero de 1966. Además del volumen que nos ocupa, ha publicado hasta la fecha,
en poesía: Museo flúo (Ediciones
Culturales de Mendoza, 1996); Los
peligros del agua bendita (Editorial Diógenes, 1998), Jirafas sostienen el cielo (Libros de Piedra Infinita, 2003); Placebos (Ediciones Culturales de
Mendoza, 2004), Tupé (Libros de Piedra
Infinita, 2010), Grietas para huir
(e-book, Libros de Piedra Infinita, 2013), Lo
negro de la nieve & otros poemas así (Ediciones Literarte, 2018). En
narrativa, los siguientes: Desperté en el
bosque después de haber soñado un bosque (e-book, Pampia Grupo Editor, 2013)
y La medida de lo posible (e-book, Pampia
Grupo Editor, 2015).
.
Así escribe Rubén Valle
ORONEGRO
La poesía es un mueble viejo
-sensiblemente aggiornado
para la ocasión o el fin del
mundo-
Te sentarás en él
para nunca caerte de ella
Habrá estrépito sin embargo
Causa & efecto
Comerás en su mesa
con hambre de nunca acabar
Sucia la boca limpias las manos
Volverás una y otra vez
al lugar de los hechos
como el asesino previsible
a su cadáver exquisito
para instalar allí cama o tumba
donde nunca enmudecer tu eco
La poesía es un mueble viejo
En él será astilla tu palabra
Poema su incesante oronegro.
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NOTA
[ *] El título corresponde a los mismos versos del poeta español Rafael
Alberti (1902-1999) que forman parte de su poema “Tres recuerdos del cielo”,
incluido en el poemario Sobre los ángeles
(Compañía Iberoamericana de Publicaciones [CIAP], Madrid, 1929).
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