La cultura: elemento indispensable para la transición a la sostenibilidad




El final de la Década de la educación por un futuro sostenible está coincidiendo, afortunadamente, con el diseño de una Agenda Internacional Post-2015 para organizar la transición a la Sostenibilidad (tras finalizar el periodo dedicado a los Objetivos del Milenio). Se trata de un proyecto que constituye –como afirma Navi Pillay, Alta Comisaria de Naciones Unidas para los Derechos Humanos- “la tarea más importante a la que se enfrenta hoy Naciones Unidas”. No estamos, pues, aproximándonos a un punto final, sino a una nueva etapa, en la que el activismo fundamentado de la comunidad educativa, junto a la científica y a los movimientos ciudadanos, seguirá siendo muy necesario. Cada vez más necesario, en realidad, para vencer inercias y barreras y lograr la imprescindible implicación generalizada de la ciudadanía para hacer posible la transición a la Sostenibilidad.

Hoy queremos saludar los avances que se están produciendo en el diseño de la Agenda Post-2015 y, muy concretamente, en el establecimiento de unos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) universales, contando con una amplia participación de los distintos sectores de la sociedad: desde instituciones académicas, a sindicatos, pasando por responsables políticos, medios de comunicación, etc. (Ver Boletín 89). Con este propósito Naciones Unidas creó en 2012 el Grupo de Trabajo de Composición Abierta de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que comenzó a trabajar en torno a 11 temas básicos -“Desigualdades”, “Salud”, “Educación”, “Crecimiento y empleo”, “Sostenibilidad ambiental”, “Seguridad alimentaria y nutrición”, “Gobernanza”, “Conflicto, Violencia y Desastres”, “Dinámicas de población”, “Agua” y “Energía”.- y que en septiembre de 2014 preparará un informe para presentar a la Asamblea General la propuesta de objetivos de desarrollo sostenible y la perspectiva estratégica Post-2015 elaborada.
Este Grupo de Trabajo ha logrado ya consensuar 10 Objetivos Amplios (Goals), claramente interrelacionados, y más ambiciosos y transformadores que los Objetivos del Milenio (ODM). Sus títulos son:
  • Acabar con el hambre y la pobreza extrema
  • Lograr el desarrollo sin sobrepasar los límites planetarios
  • Asegurar a todos los niños y jóvenes un aprendizaje efectivo para su vida y sustento
  • Lograr la igualdad de género, la inclusión social y la universalización de los Derechos Humanos
  • Lograr la salud y el bienestar para todas las edades
  • Mejorar los sistemas agrícolas y elevar la prosperidad rural
  • Potenciar ciudades inclusivas, productivas y resilientes.
  • Frenar el cambio climático antrópico y asegurar el acceso a recursos energéticos sostenibles
  • Proteger los servicios ecosistémicos y la biodiversidad, y asegurar un correcto uso del agua, océanos, bosques y recursos naturales en general
  • Transformar la Gobernanza y las tecnologías para favorecer el Desarrollo Sostenible
En estos títulos pueden echarse en falta, en principio, referencias a problemas gravísimos como, por ejemplo, el que plantea la explosión demográfica (que fue ignorado, como otros problemas esenciales, en los Objetivos del Milenio). Pero esta vez el resultado es mucho más positivo: cada uno de estos Objetivos amplios incluye varias Metas concretas (Targets), que van acompañadas por Indicadores, concebidos para realizar el seguimiento de los avances logrados e introducir, en caso necesario, modificaciones en la estrategia. Así, por lo que se refiere al ejemplo mencionado de la problemática demográfica, el objetivo 2 (Lograr el desarrollo sin sobrepasar los límites planetarios) incluye la siguiente meta relativa a dicha problemática:

Meta 2c. Rápida reducción voluntaria de la fertilidad, mediante la consecución de los derechos sexuales y reproductivos, en aquellos países cuyas tasas totales de fertilidad superen los tres nacimientos por mujer; y continuación de las reducciones voluntarias de la fertilidad en los países cuyas tasas de fertilidad superen el nivel de reemplazo.

De hecho, cuando se analiza el conjunto de Objetivos, Metas e Indicadores de estos nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, el resultado muestra claros avances respecto a los Objetivos del Milenio, comenzando por su explícita vinculación a los Derechos Humanos (otro grave olvido de los ODM). Hemos encontrado, sin embargo, una grave carencia que es preciso corregir: se trata de la total ausencia de referencias al acceso a la cultura como derecho básico, como si se diera por sentado que este derecho no constituye un requisito para el logro de la Sostenibilidad. Esto es lo que parece haber aceptado el Grupo de Trabajo cuando, en unas consideraciones preliminares, afirma:
Se reconoce ampliamente que la cultura y la diversidad cultural son importantes para la creatividad, la cohesión y la resiliencia de las sociedades, pero no queda claro que la cultura en sí misma pueda convertirse en un objetivo.

No podemos compartir esta conclusión, pues consideramos esencial la protección y promoción de la cultura y la defensa de la diversidad cultural para la transición a la Sostenibilidad. Una justificación de esta necesidad la ha ofrecido el escritor franco libanés Amin Maalouf con estas acertadas reflexiones, recogidas en su libro “El desajuste del mundo”:

Cada vez somos más los que vivimos más años y en mejores condiciones; y no pueden por menos de acecharnos el aburrimiento y el temor al vacío; y no puede por menos de tentarnos huir de ellos mediante un frenesí consumista. Si no queremos agotar enseguida los recursos del planeta, tendremos que dar tanta preferencia como sea posible a otras formas de satisfacción, a otras fuentes de goce, sobre todo a saber más y a desarrollar una vida interior floreciente.

No se trata de imponerse privaciones ni practicar la ascesis. (…) Pero si deseamos disfrutar durante mucho tiempo y con plenitud de cuanto nos brinda la vida no nos queda más remedio que modificar nuestra forma de comportarnos. No para mermar nuestra paleta de sensaciones, sino, antes bien, para ampliarla, para enriquecerla, para buscar otras satisfacciones que podrían resultar intensas.  

¿No distinguimos, acaso, en lo referente a las fuentes de energía, entre la energía fósil, que se agota y contamina, y las energías renovables, como las olas, la energía eólica o la geotérmica, que no se agotan? Podrían hacerse distinciones así al hablar de nuestro modo de vida. Podemos intentar satisfacer las necesidades y gozar de los placeres de la existencia consumiendo más, lo que supondrá una carga para los recursos del planeta y acarreará tensiones destructivas. Pero también podríamos hacerlo de otra manera, haciendo prevalecer el aprendizaje en todas las edades de la vida, animando a todos nuestros contemporáneos a que estudien lenguas, a que se apasionen por las disciplinas artísticas, a que se familiaricen con las diversas ciencias, para que así sean capaces de valorar lo que significa un descubrimiento en biología o en astrofísica. El saber es un universo inconmensurable; todos podríamos pasarnos la vida tomando cosas de él sin tasa y no lo agotaríamos.

Y no se trata solo de proponer el consumo de conocimiento en vez del consumo material: contribuir a ampliar el conocimiento en cualquiera de sus formas, elaborar productos culturales, contribuir a concebir y resolver problemas, junto a otros, puede dar satisfacciones aún mayores que el simple consumo. La producción cultural y el acceso a su disfrute pueden, pues, constituir un eficaz instrumento para la transición a la Sostenibilidad. Así debe de reconocerse en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con metas precisas de promoción cultural, que constituyan, además, ocasión de creación de puestos de trabajo en áreas creativas: medios de comunicación públicos y de calidad, bibliotecas, videotecas, museos, salas de conciertos, teatros, cines, educación artística y musical, etc., etc. Una Sostenibilidad satisfactoria para todas y todos precisa de la Cultura, de la riqueza plural de las diversas manifestaciones culturales que constituyen un Patrimonio de la humanidad que es preciso proteger e impulsar.

Educadores por la sostenibilidad
Boletín Nº 94 29 de marzo de 2014
(Día de La Hora del Planeta)
http://www.oei.es/decada/boletin094.php

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