Entrevista al escritor hispano Jorge Majfud
Por Susana Baumann, periodista, New Jersey.
Crisis (novela) http://www.bailedelsol.org/index.php?option=com_booklibrary&task=view&id=572&Itemid=427&catid=116
Ed. baile del Sol, Tenerife
Susana Baumann: ¿Cómo
resumirías el tema central de tu última
novela, Crisis?
Jorge Majfud: En todo texto
existen diferentes niveles de lectura. Muchos más y más complejos en los textos
religiosos y de ficción. Pero el ensayo, por citar sólo un género literario, es
más directo, expresa y problematiza las ideas y las emociones más consientes de
un autor. La ficción, si no es un mero producto de un cálculo de marketing, por
ser una forma insustituible de explorar la realidad humana más profunda, posee
niveles más profundos y más complejos, como los sueños, como la vida.
En el caso de Crisis, en un esfuerzo
simplificador podría decir que los temas centrales son el drama de los
inmigrantes latinoamericanos, sobre todo de los inmigrantes ilegales en Estados
Unidos y, en un nivel más profundo, si se me permite el atrevimiento, el drama
universal de los individuos que huyen de un lugar buscando una vida mejor pero
que en el fondo es una huída de uno mismo, de la realidad que es percibida como
injusta y no se resuelve con la fuga. La fuga es un perpetuo aplazamiento pero
también es un permanente descubrimiento, una profunda exploración existencial
que no alcanza quien permanece confortable en su propio coto de caza. La
incomunicación, la violencia moral, económica y cultural son componentes
inevitables de ese doble drama social y existencial. También la violencia más
concreta de las leyes, cuando son funcionales a la deshumanización. Etc.
S.B. ¿Por qué esa estructura donde no existe la
linealidad?
J.M. Cuando hacemos un análisis, cuando escribimos
un ensayo, podemos distinguir claramente la forma del contenido. Sin embargo,
en la ficción y quizás en la existencia irracional, vital, esto no es posible.
Si decimos que un sueño significa algo, estamos diciendo que contiene algo que no
se visualiza en primera instancia y que, como cualquier símbolo, vale por lo
que no es. Así ha sido la historia bíblica, desde José hasta la lógica de
todos los análisis modernos, como el marxismo, el psicoanálisis, y la de
cualquier crítica posmoderna que pretenda poner un poco de orden e
inteligibilidad al caos de los estímulos y las percepciones.
Si mal no recuerdo fue Borges quien complementó o quizás
refutó esta idea dominante afirmando que la imagen de una pesadilla no
representa ningún miedo: son el miedo. Por otro lado sabemos que el estilo de
un escritor expresa su propia concepción sobre el mundo. En el caso de una
novela concreta, más allá del factor de formación consciente del escritor, que
muchas veces da el oficio, existe un factor que procede del fondo, del
contenido mismo del libro. Es decir, el estilo, la estructura de una novela
expresan en sí mismos el tema o los temas centrales, las ideas y sobre todo las
intuiciones y las percepciones que el autor pueda tener de una historia o sobre
una determinada circunstancia que le resulta vital y significativa.
Más concretamente, la estructura y el estilo de Crisis
son lo que en artes plásticas sería un mosaico o en las ciencias sería un
fractal. Cada historia puede ser leída de forma independiente, es una historia
particular pero al mismo tiempo si las consideramos en su conjunto forman otra
imagen (como en un mosaico), otra realidad que es menos visible al individuo y,
también, forman la misma realidad a una escala mayor (como en el fractal). Por
eso muchos personajes son diferentes pero comparten los mismos nombres
(Guadalupe, Ernesto, etc.), porque son “personajes colectivos”. Creo, siento
que a veces creemos vivir una vida única y particular sin advertir que estamos
reproduciendo antiguos dramas de nuestros antepasados, y los mismos dramas de
nuestros contemporáneos en diferentes espacios pero en condiciones similares.
Porque somos individuos por lo que tenemos de particular y somos seres humanos
por lo que compartimos con cada uno de los otros individuos de nuestra especie.
S.B. La novela se ubica en distintas geografías
físicas y sociales de Estados Unidos.
J.M. Sí, en parte hay una intención de
reivindicación del vasto pasado y presente hispano dentro de unos límites
sociopolíticos que insisten en ignorarlos…
S.B. ¿Pero cuál es la intención de esta evidente
diversidad? ¿Cómo se explican desde un punto de vista formal?
J.M. Al igual que los individuos, cada fragmento
posee sus propias particularidades y rasgos comunes. Cada historia está
ambientada en diversos espacios de Estados Unidos (América latina aparece en
inevitables flash-backs) que al mismo tiempo son similares. Es la idea
que expresa un personaje cuando va comer a un Chili’s, un restaurante de
comida tex-mex. (Cada vez que entro en alguno de estos restaurantes no puedo
evitar enconarme con algún fantasma de esa novela o algún otro que quedo
excluido sin querer). Si bien cada uno reproduce un ambiente entre hispano y
anglosajón, lo cierto es que uno no podría deducir por sus detalles y su
espacio general si la historia o el drama se desarrolla en California, en
Pensilvania o en Florida.
Al mismo tiempo, para cada ciudad elegí nombres
españoles. Es una forma de reivindicación de una cultura que ha estado bajo
ataque durante mucho tiempo. Pero basta mirar el mapa de Estados Unidos para
encontrar una enorme cantidad de espacios geográficos nombrados con palabras
españolas, en algunos estados son mayoritarios. Pero son tan invisibles que la
ignorancia generalizada las considera palabras inglesas, como “Escondido”, “El
Cajón”, “Boca Raton” o “Colorado”, y por ende la misma historia de la cultura
hispana desaparece bajo este manto de amnesia colectiva, en nombre de una
tradición que no existe. El español y la cultura hispana han estado en este
país un siglo antes que el inglés y nunca lo ha abandonado, por lo cual no se
puede hablar del español y de la cultura hispana como “extranjeros”. La
etiqueta es una violenta estrategia para un imperceptible pero terrible culturicidio.
S.B. Me llamó la atención la
mención del valor del Dow Jones para iniciar cada historia…
JM: Bueno, los valores son reales y acompañan esa
“caída” existencial, el proceso de “crisis”, que es social, económico y es
existencial, usando un recurso frío, como son los valores principales de la
bolsa de Wall Street. Nuestra cultura actual, incluida la de los países
emergentes como China o cualquier otro que se presentan como “alternativas” al
modelo americano, están sustentados en la ilusión de los guarismos, ya sea de
las bolsas o de los porcentajes del PIB. La economía y las finanzas son el gran
tema de nuestro tiempo y todo se mide según un modelo de éxito que nació en
Estados Unidos en el siglo XX. La caída y cierta recuperación del Dow Jones
acompañan el drama existencial y concreto de cada personaje. Así como estamos
en un espacio y en un tiempo, también estamos en una realidad monetaria (sea
virtual o no, pero realidad en fin, ya que es percibida y vivida como tal).
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Jorge Majfud, PhD
E-mails: jmajfud@ju.edu
/ majfud@gmail.com
Tel 904-256-7929
Jacksonville University.
College of Arts and Sciences.
Division of Humanities. Council 147.
2800 University Blvd N.
Jacksonville, Florida, 32211
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