INDEX
de
Francis Catalano*
América tierra arcaica
arena sin reloj
América del Norte América del Nombre
fragmento de Pangea que avanza donde se despliegan
sus piedras lentamente
ligada a un secreto lítico la Laurentia extiende
su granito escolta de ella misma
que desgarra la espalda de los océanos
por el resquicio de un rompecabezas los ojos
entrecerrados yo escruto
el continente que se desmantela
deriva punzante es una carretada
con un vientre plano al extremo
basalto chirriante raspado a fondo
es una infra-América y su norte se hunde
de cabeza al Ecuador
encastres modelados de brotes minerales
placa sumisa en su marcha dubitativa
nupcial marcial como los huesos
de un cráneo fracturado cuyos callos
se ajustan se adjuntan empujan
–a
la velocidad de los cabellos
sobre
el cráneo maltrecho de un convaleciente
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Aquí contemplo en toda su gracia
un surgimiento espontáneo de montañas
allá un volcán bajo presión se desconecta
de su chimenea ardiente
ya pronto en vuelo rasante de arqueoptérix
uno de ellos fijará en su pupila
todo lo global y lo invisible
de este paisaje sin relieve rodeado de carbono
–ya
propenso a rejuvenecer
en un nanosegundo la luz hace el croquis
de una flor que desliza en silencio
bajo los pliegues de un acantilado
tiene forma de cuarzo el azar
engullido por las megalópolis en las geodas
recostado el continente se esfuerza en parir
la piedra y la fiebre la boca
de los cráteres eructa una memoria lapislázuli
dando a luz el océano también
no veo al hombre pero sí sus espinas pulverizadas
amontonándose sobre los fondos elevados
cayendo como nieve blanca
entre las algas azules
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Laurentia agazapada bajo América
regreso por la silueta ocre de tus playas
las curvas ricas en caza de un oscilograma
para constatar oh gótica selva
cuántos montes laurencianos te evocan aún hoy y siempre
en el lapso de una estación fulminante
se alisó el calco de tus lagos
volviendo incansable ectoplasma fugaz
el agua refleja la obstinación del glaciar
para sacudir las montañas en los extremos de sus cadenas
–mira
en el fondo del cráter
al
meteorito recordar los temblores de la luna
mira aquello que de los lagos emerge entreverado
tallando con punta seca las columnas blandas
tus basamentos fragmentarios Laurentia
tan pronto se vacían te imantan
a medida que renuncia a los hielos
tu memoria se seca
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En cuclillas al borde del abismo imagino
un mundo reversible donde el tiempo
llegaría a su fin como un filme que retrocede
veríamos a Colón, Caboto, Cortés, Cartier, Champlain,
dar marcha atrás, derechos de autor en mano
los Incas quizá descubrir Europa
el Homo Laurentientis perseguido por bestias inmaculadas
caminando hacia atrás por una Beringia en flor
veríamos los árboles caer junto a sus frutos
la lluvia reintegrarse a los cúmulos deshidratados
de abajo hacia arriba en torrente
en la mira de la prehistoria el hombre surge
pero es la historia la que lo hiere
en pleno corazón del cual mana lo reversible
yo lo miro huir del pasado y el pasado
huir de sí por un hueco abierto en su pecho
se aleja del mal de sí mismo
que pasa curar buscar morir
es su única absolución
–ya
que antes de ser remedio América
era
un ready made
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La sombra de un cérvido me atrae
hasta la constricción crepitante de los hielos
qué más debería yo obstinarme
a cargar sobre mi espalda qué otros ramos de esquirlas
a qué debería yo aún arriesgarme
el Noroeste tan bien cobijado bajo la hipófisis
caminar mucho tiempo tanto tiempo
ya sin aliento sobre mares y mundos
franquear estrechos atolones cabos cordilleras
estoy helado soy un tamiz de frío
soplo en el cuello del hombre
–la luna es un ojo
incrustado en lo nulo
apenas sigue mi odisea por su catarata
el glaciar me ciega y me opaca
tan ausente como siberiano desaparezco en zigzags
árticos reaparezco sobre las Aleutianas
entre perfiles prognatos
astilla de sílex yo avanzo con pasos mudos
mil millones más vendrán a tensar el arco del fémur
con la boca llena de cavernas vengo
mi simiente manando como un chorro fijo
para besar la risa de espinas
que el horizonte exhibe
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Nevaba dulcemente
sobre la placa continental
como había nevado durante toda la edad de piedra
un simple chasquido sobre el ADN
me arrastró al torniquete de aventuras
esta caída en el Animal indómito
es la Osa y la Estrella Polar inflamadas
–es aún un
abismo negro
abriéndose
sobre otro blanco
varios cielos empalados en la nuca
llegar al triángulo de Ungava mientras el clima
uno a uno se quita sus chales
los hielos sin ardores vuelven al agua
allí sólo allí descubrir en un golpeteo
de la palma sobre los labios
que del fondo de la garganta puede nacer
un grito más puro que el anzuelo
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Rostros arrugados se hunden aquí y allá
en la opaca nevisca
camino contra el viento yo el Esquimal-Aleutiano
cuyo devenir es inmóvil
cabellos salpicados como copos de cuarzo
al contacto de esta brisa temporizadora
aléjense de mi cara azulada
testaferro de una estrella con mi bolsa
me alejo del suborden de los simios
tantos sonidos para describir la nieve
ni uno para decir quién soy
en esta tierra de nadie rodar migrar caer
–nómade
hasta el más secreto nevus en la piel
avanzar siempre avanzar
girando mi lengua de hielo
de espaldas a la borrasca apuro mi paso hacia el mar
de los chucotos donde esenciales divisiones se imponen
polvo en el ojo sin iris de la luna he ahí
el blanco en que estoy
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El polo vida el polo muerte
entre los dos derivar
están los viejos y a sus
arengas
los trozos de hielo se han
unido
y están los recién nacidos que arropamos
en la cavidad de los naganes de las mujeres
de una orilla a otra Bering presiona
los campos magnéticos comen mis ojos
retraídos en la mirada
en su carrera la presa de ayer
revisita esta constelación en forma de cacerola
las palabras robustas e imperfectas yo las dejo ir más
allá
–no vengo de
ningún lado y a ningún lado voy
junto al grupo evoco una tierra prometida
al recalentamiento evoco un país
donde abundan danzas de saltos de ciervos
ante la extensión de mis parábolas
me deslizo por el estrecho de un sonido
y los viejos creen oír
volar una drosophila presurosa
pingüinos místicos los niños baten
sus palmas apasionadamente
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Tenaz raza de Siam
perdura
sigue engendrando sobre la solidez de lagos bermellones
asedia al Animal con su grupa inusitada
y desguázalo equitativamente
los cráneos humanos bajo el permafrost
serán la materia de un futuro paleontólogo
en mi rostro la nieve baila –delirante
el viento yo lo siento posterga
más tarde más lejos sus raíces se nutren
del aliento del sur fósil
aquí los témpanos trashuman frente al litoral
es una blusa blanca amplia
el norte se revela farallón tras farallón
y me descubro contemplando eso
cuando pájaros acuáticos extraños comienzan
a volar en tirabuzón sobre mi frente
unida a un mar sereno
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Marchar e inventar son lo mismo
ésa es la fórmula del progreso en estos paralelos
quien dice quedarse dice pudrirse
–ese perro que
duerme, ¿puede seguir llamándose perro?
atarlo al extremo óseo de un trineo
y deslizarse sobre estas tierras sin balizas ni mojones
privadas de verticalidad deslizarse
bajo un sol que no se pone ni sale
enigmática velocidad hacia los polos
en menos tiempo más espacio blanco
deslizarse deslizarse buen año mal año algunos
siguen esta topografía sazonada de renos
otros arrojan su parka peor para ellos
como los planetas planean
la Tierra erra las piedras petrifican
suelto lejos el perro que tengo en el vientre
y helo aquí en medio de la taiga
lamiendo las heridas de las bayas que cuelgan de los
arbustos
y como es hueso el hombre se acerca
al este de nada las ocas salvajes se desparraman
habrá cinco lagos descongelándose
una selva de troncos erguidos ya no nos deslizamos
incluso antes de haber entrado
el hombre no ha salido del bosque
Traducción de Diego Creimer
*
Francis Catalano (Montreal, Canadà, 1961). Poeta, traductor y editor de
poesia, fundó en la década de 1980 la importante revista Influx. Ha publicado
cinco libros de poesia, uno de los cuales – Qu’une lueur des lieux (2010) –
obtuvo el Gran Premio Quebecor del Festival Internacional de Poesia de
Trois-Rivières (Quebec). Otros libros suyos son : Panoptikon (2005), M’atterres
(2002), Index (2001) y Romamor (1999). Por Instructions pour la lecture d’un
journal de Valerio Magrelli recibió el premio de traducción John-Glassco en
2005. También ha traducido Yellow de Antonio Porta (2009), asi como poemas de
Sanguineti, Zanzotto, Balestrini, Tondelli, entre otros.
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