LA DOBLE ESTRELLA: EL SURREALISMO EN IBEROAMERICA DE RAUL HENAO




EL OSO HORMIGUERO EDITOR.MEDELLÍN. 2010
(PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN LA CASA DEL EGRESADO, UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN, EL DÍA MARTES 14 DE DICIEMBRE DE 2010)

El mecenazgo es algo inherente a las artes plásticas y literarias ya que pocas veces el artista o el escritor goza de la completa autonomía y seguridad económica que precisa para la realización de su obra. Pero si ni en la Edad Media ni en el Renacimiento dicho mecenazgo compromete básicamente el ejercicio de la vocación estética, el artista o escritor moderno debe, sin embargo, cuidarse de dos tipos de mecenazgo que visiblemente limitan y desvirtúan esa suerte de libertad absoluta consustancial al arte y la literatura de todos los tiempos: el mecenazgo académico conformista yesclerosado, el político o religioso misioneros, que buscan hacer del arte y la poesía un instrumento publicitario y propagandístico de sus respectivas ideologías hegemónicas o fundamentalistas.

De ahí la importancia que revisten hoy en día las pequeñas galerías de arte y las editoriales independientes que no subordinan sus actividades al gusto mercenario de la sociedad de consumo, me refiero en este caso específico a El Oso Hormiguero editor,de María Cecilia Arcila y Luis Carlos Vargas, grandes amigos con cuya complicidad generosa he contado estos últimos años, ahorrándome el mal gusto (o disgusto) de tener que cortejar los favores y subsidios mediocres de la cultura oficial colombiana, como por otra parte sería factible que lo hiciera un poeta marginal o contestatario, acosado de cerca por la indigencia económica. Quiero pues aquí, nuevamente, hacerles presente mi agradecimiento por la actual reedición de mi libro de ensayos y entrevistas poéticas, gesto fraternal y altruista que me permite por añadidura resarcirme ampliamente de la edición, tan deplorable en muchos aspectos, publicada hace dos años por la editorial Endymión.

Claro que el perfeccionismo obsesivo que me caracteriza desde siempre -discípulo en esto del simbolista Teophilo Gautier que dictaminaba que en arte y poesía sólo lo que está bien hecho existe- me hacen blanco favorito, como nuevo San Sebastián, de los dardos del error y la imperfección que aquejan a la condición humana, al punto que ahora nuevamente me toca poner en evidencia antes ustedes –errata imperdonable de los impresores actuales- la falta de una nota al pie de página en la carta facsimilar que figura al comienzo del libro reeditado. La autoría de la carta corresponde al filósofo y pensador rumano Emil Cioran con quien sostuve un breve intercambio epistolar a finales de la década del setenta y que quise incluir en el libro, menos por darme vitrina, que por poner en evidencia que los escritores y poetas colombianos hemos superado ya en buena medida, el complejo de inferioridad que nos aquejaba desde la conquista y la colonia española, frente a los grandes artistas y escritores europeos y norteamericanos.

Nada fácil resulta escribir poesía ajustándose a la ética del surrealismo, el legado más valioso y perdurable que nos dejara este espléndido movimiento vanguardista de comienzos del siglo pasado, porque es una ética contestataria que nos prohíbe terminantemente ceder a las tentaciones y vanaglorias de la “carrera literaria” ni siquiera bajo el pretexto de tener que ganarnos la vida. Esa exigencia rigurosa puede llevarnos en el medio colombiano, repito, a tocar las puertas mismas de la indigencia y la marginalidad social, circunstancias extremas de la que en mi caso particular me han salvado únicamente la amistad …porque si he sido un poeta “lejano y solitario” como lo quiere una entrevista de prensa publicada recientemente, también he sido, en el sentido preconizado por Fernando Savater, un poeta solidario y que en retribución ha contado privilegiadamente con la solidaridad fraternal de unos pocos amigos.

Por eso quiero para terminar testimoniarles mi agradecimiento permanente –además de mis editores actuales María Cecilia y Luis Carlos- al profesor Carlos Arturo Escobar cuyo “eros del conocimiento” me ha acompañado estos últimos años, a mi viejo amigo, de casi treinta años atrás, el poeta bohemio Carlos Bedoya, a Fernando Rendón y los poetas organizadores del Festival Internacional de poesía de Medellín, a mis primas adorables que hacen más fácil mi trasiego cotidiano… Creo haber cumplido, en resumen, con la línea de vida que nos aconsejara seguir nuestro señor Don Quijote: “vivir loco para morir cuerdo”. Así sea.

Raúl Henao.
Medellín. 14 de diciembre de 2010.



El poeta surrealista colombiano Raúl Henao acaba de publicar La Doble Estrella, una recopilación que abarca 25 años de ensayos sobre los aspectos del surrealismo que lo cautivaron. Dos antologías poéticas lo llevaron a tomar el camino del surrealismo: Antología de la poesía surrealista de lengua francesa, de Aldo Pellegrini (1961) y la, también influyente, Antología del poesía surrealista latinoamericana de Stefan Baciu (1974). Benjamin Péret, por otra parte, incitó a Baciu a componer una antología en los años 50, que se terminó con el beneplácito de Jean Louis Bedouin.


Estos dos geniales libros fueron decisivos para Henao, quien se convirtió en un poeta contestatario al igual que Antonin Artaud, Benjamin Péret o Edouard Jaguer que se sirvieron de la poesía para re-encantarse por la vida. Con Stefan Baciu, Henao compuso, en 1982, la antología Poetas para-surrealistas latinoamericanos, en la cual presentaban a los poetas surrealistas que aparecieron luego de los grupos históricos en torno a Mandrágora (Chile), EL uso de la palabra (Perú) o Boas (Argentina).

Los ensayos y conversaciones de Henao dan prueba de su pasión, de sus inspiraciones (como, por ejemplo, la poesía de César Moro y la de Jorge Cáceres, además de temas como el éxtasis, lo maravilloso y la obscenidad). La entrevista realizada con Octavio Paz en 1984, y que no figura en Pasión crítica: Conversaciones con Octavio Paz (1985) resulta muy cautivante. El escritor mexicano habla, entre otras cosas, de la rigidez ortodoxa que se manifiesta a veces en los escritos de los jóvenes surrealistas, y nos pone en guardia contra toda tendencia que pretende someter el surrealismo a la moda del día.


Laurens Vancrevel

Escritor y poeta holandés, director de la revista surrealista Brumes Blondes.




RAUL HENAO: MINERO DEL ESPIRITU


Raúl Henao, poeta al servicio de la imaginación – ese río de lava que él navega

para entrar en la noche de los encantamientos--es uno de los más fieles exponentes
del surrealismo en Iberoamérica. En Henao se conjugan de una manera poco
frecuente en nuestras letras, el poeta y el ensayista, el investigador penetrante del
acontecer poético mundial y el creador incesante que ha escrito libros memorables
de poesía, entre los cuales se destaca con un fulgor extraño, Sol negro, donde se
fragua a través de las imágenes insólitas una realidad que trasciende la
mediocridad cotidiana, una realidad que abre las puertas al deseo, al humor, a las
asociaciones irreverentes, a las transformaciones, al amor carnal, sentido como
júbilo y fuga.

La poesía de Henao, al igual que sus ensayos, están conformados dentro de un marco de investigaciones profundas y sustanciales de la realidad absoluta. Y esto sucede porque para él la poesía no es impostura, ni constituye un mero oficio literario, ni un tránsito pasajero, sino que es una legítima actividad del espíritu, deviniendo materia propia de su existencia. La actividad creadora de Raúl Henao responde a las más altas urgencias existenciales, a su actitud ante la vida, a su compromiso con la poesía, a su rebeldía ante los poderes.

En esos espejos de fiebre donde refleja su rostro, nuestro poeta se nos presenta como defensor del “amor magnífico sobre la vida sórdida”, el amor, “esperanza de desesperación”, combate, lucha, fuerzas en completa expansión y contracción: locura. Quienes sean capaces de internarse en ese mundo ensoñado, irracionalmente lúcido, ese descenso siniestro en lo extranjero del espíritu, en la parte no revelada de la consciencia y la inconsciencia que sólo se obtiene usando el puente del sueño, podrán llegar hasta el fondo secreto de las connotaciones que irradian de la poesía de Henao, de su lenguaje, siempre abierto a las visitaciones de lo maravilloso.

Paralelamente a su actividad poética, Raúl Henao ha desarrollado por muchos años una intensa labor investigativa, ensayística, plasmada en su libro, La doble estrella: elsurrealismo en Iberoamérica, publicado en el 2008 por la editorial Endymion, Medellín, Colombia. Las notas y entrevistas poéticas que aparecieron en aquella fecha sirvieron para que los lectores disfrutáramos de unos textos repletos de observaciones inteligentes, llenos de una lucidez que demostraban el conocimiento absoluto que Henao tiene sobre la materia que trata. Con esta segunda edición, corregida y aumentada, de La doble estrella, publicada por El oso hormiguero editor, igualmente en Medellín, volvemos a internarnos en ese mundo que Henao nos presenta, un mundo habitado por artistas, poetas y escritores que lo han acompañado en la travesía. Poeta siempre, este libro de Raúl Henao es poesía por otros medios. <strong>

FERNANDO PALENZUELA


Considerado el último poeta surrealista cubano vivo. En el pasado hizo parte de la mítica revista Lunes de Revolución dirigida por Guillermo Cabrera Infante,


SOBRE LA DOBLE ESTRELLA: EL SURREALISMO EN IBERO-AMÉRICA DE RAÚL HENAO
POR OSCAR GONZÁLEZ.


“La poesía es un medio de comunicar cierta cantidad de humanidad, de elementos de vida que uno tiene en sí mismo”
Tristán Tzara


Nunca sabremos decir más de lo que decimos, toda vez que nunca se puede determinar lo que queremos decir, no obstante que la intención sea la de decirlo todo. Y más aquí, cuando voy a hablar de Raúl Henao, ante quien se puede decir todo y no decir nada, teniendo conciencia de que no todo ha de decirse. Y ante esa inminencia del decir, y decirnos ante él y ustedes, se desencadena una turbulencia exaltada, una excitación indecible. Porque no sabría uno si hablar de la historia que se ha hecho alrededor del ser lector obstinado y lúcido de Raúl Henao, y de lo que hemos vivido como sus lectores, o decir de él lo que ha sido para nuestra vida del intelecto -que no eso que llaman obscenamente vida intelectual-, cuando le leímos hace ya, -¿quién tendrá mi rostro de aquel entonces, para volver a mirarme?-, 35 años.
Pero entonces voy a hablarles de un libro, de este libro que hoy pública (reedición) Raúl Henao, La Doble Estrella. Para mí muchos de los ensayos incluidos en este libro, no me eran desconocidos, ya que he sido uno de esos lectores, quizá un lector nada más, de esos que lee por Preferencia, como titula uno de sus libros JulienGracq. Quiero decir, que ya los había leído, la mayoría de ellos, en revistas y periódicos, pues como ese lector de Preferencias, movido por ellas; la Preferencia como motor móvil de mi universo de lector, yo buscaba todo lo que Raúl Henao había escrito, y hoy todavía poseo muchos de estos ensayos. Nunca he dudado en tenerlos y leerlos, y hasta podría decir que he sido dominado por la Belleza convulsiva de los mismos. Tenerlos todavía en mí, en medio de las contradicciones, de los miedos, de las prevenciones que suscitan, tanto ellos como Raúl en nuestro medio, realmente me escandaliza. Nunca he cedido a la intención de destruirlos o de quemarlos, pues mi relación incandescente con ellos y con Raúl Henao, ha mantenido hasta hoy su indestructible Cantidad hechizada, su extremo de tensión siempre transparente en el Bosque de símbolos.
Y sí Raúl nos habla constantemente de lo que Goethe denominaba extraordinariamente “Afinidades Electivas”, y de lo que ha formado sus relaciones con la poesía y la literatura, para mí, lo han sido mis lecturas por el método de Preferencias. De allí que como un lector que Prefiere, es necesario a ese lector, que cada libro que lee, le sea esencial a su interés fascinado, a su intolerancia radical y a su observatorio de sensaciones excesivas. O sea, que contribuya a su formación, a su crítica y a su crisis de manera libertaria. Y eso han sido para mí los ensayos de Raúl Henao, y básicamente los que él, ha incluido en este libro La Doble Estrella.

Decía que estos ensayos (y las entrevistas) no me eran desconocidos, pero quisiera decir, también, que cada que los leo, hallo en ellos un poder y una provocación nuevas, y por lo mismo, los leo en muchos momentos de mi vida, y ellos, nunca, disminuyen su sentido, su símbolo indecible sobre mí. Y es porque siento que son como rayos que inclusive, caen cuando no hay tormenta.

Tienen esa misma esencia de los ensayos de Baudelaire, Breton, de Westphalen, de Paz, de César Moro, de Yeats, de René Daumal, de Leiris, de Pizarnik, de Pellegrini, de Bataille o de Bonnefoy. Yo los hallo en la misma concentrada forma del ensayo que hace suscitación insólita de sentido, porque lleva a hacer relaciones, construcción de relaciones. Ya el lector que queda fascinado por esa construcción de relaciones de sentido, siente en él, la tensión necesaria para hacerlas, que no son ni obedecerán nunca más a una pose o a una condición snobista.

El ensayo en este libro de Raúl Henao, alcanza pues para mí, estos momentos de máxima realización, de más densidad mallarmeana, porque hay aquí, y no es un misterio para nadie, la búsqueda interminable e insaciable por comunicar, la videncia del poeta con la reflexión del ensayista. En Raúl, ha existido desde siempre esa inclinación exuberante, exacerbada que lo ha llevado a tender los hilos entre la videncia intuitiva y la reflexión exaltada, que es la que hace de nosotros sus lectores.

Para Raúl Henao el ensayo, ha de poseer, la cantidad necesaria de poder crítico, de insolencia estética, de intolerancia radicalmente lúcida, de provocación de lo contrario, de conexión secreta, de incitación a la coincidencia turbadora como la llama Breton, y no ser un mero texto academicista, que prueba y corrobora medias verdades, realiza la mediocridad, propone la resolución, determina el caos, hace cesar la turbulencia de lo insólito.
Escribir un ensayo para Raúl, es también realizar en él, vaciar en él su experiencia vital y espiritual, y no cualquier experiencia, sino aquella que yo llamo, la de la visión; visión porque hace concurrir estruendosamente la realidad con los movimientos meteóricos de su percepción. En Raúl Henao el poeta y el ensayista no están escindidos, sino que realizan el arscombinandi necesario. Estos ensayos nos dan los indicios para decirlo, nos indican hacia donde y por qué se orienta la sensibilidad imantada de Raúl Henao. Para escribir ensayos así, como lo hemos dicho, hay que tener el poder de la imantación, o sea, aquel poder que tiene el poeta para excavar en sus sentidos y con sus sentidos lo que hay en un texto que le transforme. Leer es aquí: ponerse a prueba con el vacío, con el misterio, con lo desconocido. Y así es como la imantación es la que hace devenir lo que se dice del texto, lo que se ilumina del texto.

Raúl, en estos ensayos de La Doble Estrella, nos ha iluminado, nos ilumina los textos, los llena de otros sentidos, los revela de otra manera a sus lectores. Por eso mismo, estos ensayos son y serán para nosotros sus lectores, de hoy y de siempre, una de las vías iniciáticas, surrealistas, que desde la cuál podremos decir: No ha sido destruida la tentativa de la vida por inclinarse hacia sí misma y hacia los otros, en la dimensión de lo maravilloso, como lo dice Raúl Henao: “Confieso abiertamente mi amor por lo maravilloso, lo maravilloso que, después de todo es cuanto inspira y seduce al niño que habita en mí, el único que todavía me lleva, por ejemplo, a leer o escribir poesías en medio de un mundo de grises adultos obedientes solo a los dictados de la política, el dinero y el poder establecido” (2).

Raúl, gracias a tu vida y a tu obra, estamos para celebrarte y celebrarnos de haberte conocido y siempre invocando el sol negro de la poesía, como me lo enseñas hoy todavía, en este momento en el que tú libro, La Doble Estrella hace y continuará haciendo en mí Carro Triunfal del Antinomio, su trayecto meteórico indecible.

HUGNET, Georges. La aventura dada. Madrid. Ediciones Júcar. 1973. Pág. 111.
El Mundo Semanal. El Mundo. Medellín. 28 Febrero. 1981. Pág. 4.

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