LA MUERTE TIENE LOS DÍAS CONTADOS




Mario Meléndez

La muerte pidió que la cremaran
y esparcieran sus cenizas
sobre todos los vivos




TRES KILOS PESÓ LA MUERTE


Cuando nació la muerte
nadie quiso tomarla en brazos
era tan fea como las gordas de Botero

No durará mucho
dijo la madre al salir del parto
tan resignada y ausente
como una piedra en medio del temporal

Pero la muerte traía en los ojos
una luz endiablada
un dulce escalofrío de eternidad

Se equivocaron los médicos
y la matrona
y aquél que pasó la noche
llamando a la funeraria

Ahora es un bebé robusto
comentan las enfermeras
y a veces hasta Dios le cambia de pañales


LA MUERTE LLORÓ A LOS PIES DE JESÚS

Evangelios apócrifos 2

Como era de suponer
la muerte lloró a los pies de Jesús
Fue un momento emotivo, sin duda
ver la muerte despojarse de su túnica
dejar su guadaña en custodia
y caminar desnuda hacia la cruz
hablando en arameo
Qué festín para esos paparazzi
qué regalo del cielo esas imágenes
multiplicadas en Sky o CNN
La muerte no paraba de llorar
estaba inconsolable aquel día
como cuando le dijeron que Moisés
ya no vería la tierra prometida
o cuando le avisaron que Picasso
no pintaría su retrato
o más aún, la vez que Ulises
regresó donde su amada
como esas telenovelas venezolanas
lloraba a mares de ceniza, de sangre
de colillas acumuladas
en los bolsillos de Dios
Qué pena con la pobre muerte
ahí desnuda en el Calvario
llorando a los pies de Jesús
su hijo crucificado


EL DÍA D

Evangelios apócrifos 6

1
Primeros informes
(Martes, 1.52 hrs.)

Dios andaba en bicicleta
cuando la muerte lo fue a buscar
Ha fallecido tu hijo, le reveló
lo acabo de oír en la radio


2
Instituto Médico Legal
(3.15 hrs.)

Llegaron a la morgue
a reconocer el cadáver
El cuerpo de Cristo mostraba
signos visibles de tortura
latigazos, patadas, contusiones
una herida con arma blanca
dos agujeros en las muñecas
cien piquetes en la frente
fracturas de toda índole
y su camisa bañada de sangre


3
Reporte del forense
(3.30 hrs.)

Murió de un lanzazo en el costado
luego de desvariar durante horas
llamando a un tal Dios
(no se consigna el apellido)
y prometiendo la vida eterna
a quien se lo pidiera


4
Al tercer día
(Viernes, 20.05 hrs.)

Y quién resucitó, entonces
preguntó la muerte, sorprendida
Y Dios no supo qué decir


LA MUERTE ROBÓ LOS ZAPATOS DE DIOS

La muerte robó los zapatos de Dios
Le quedaban grandes y los usaba de todas formas
los lustraba ceremoniosamente antes de salir
y había dejado escrito en su diario de vida
Quiero morir con los zapatos puestos
Ni siquiera se los quitaba cuando dormía
Cuando se daba un baño de tina
esos zapatos burbujeaban como si hablaran
como si Dios enviara recados del otro mundo
entonces la muerte los acercaba a su oído
y las cosas que escuchaba la hacían llorar


EL EXTRAÑO CASO DE LA SANTA MUERTE


Esa que ven ahí desnuda
mirando las vitrinas de la noche
no es otra que La Santa Muerte
Perdió su túnica en una riña callejera
y la guadaña se le cayó en la final del campeonato
mientras gritaba como loca por su equipo preferido
y la sacaban en andas los fanáticos
para después olvidarla, perdida de borracha
en algún bar de la periferia
Ahora no tiene qué ponerse y está pálida de frío
tiritando en mitad de la calle
mostrando una escuálida armadura que da pena
ofreciéndose al primero que pase
y así tener donde dormir, por lo menos
Mañana empeñará su ataúd, lo hará a primera hora
a ver si la suerte se equivoca y le vuelve a sonreír


LLEGAMOS TARDE AL ENTIERRO DE LA MUERTE


Llegamos tarde al entierro de la muerte
por eso nos dejó de hablar
y ya no sabremos de ella por un tiempo
hasta que pase la rabia, seguro
o le soplen donde estábamos a esa hora
mientras todos la despedían con grandes discursos
y lloraban desconsolados y se abrazaban al ataúd
silbando la canción del adiós
entre pancartas que decían: good bye
que Dios te bendiga, no te mueras nunca
escribe y manda fruta, y otras tantas
que no pudimos ver ni escuchar
que nos contaron a medias
porque llegamos tarde al entierro de la muerte
y no hay excusa que valga, ninguna
por eso seguiremos pintando el cementerio
tumba por tumba
hasta que un día nos perdone


AUTORRETRATO DE LA MUERTE

Qué puedo agregar de mí
que no se haya dicho o escrito
o publicado por esa manga de reporteros
parados noche y día en las afueras del cementerio
subidos en las cruces
escondidos en los nichos vacíos
atrincherados en la fosa común con sus cámaras hambrientas
para ver si me atrapan en algo poco digno
o consiguen una instantánea de mi esbelta anatomía
o se llevan la exclusiva de mi rostro al despertar
saliendo de ese féretro que parece congelador
o tomando el sol en traje de Eva
recostada sobre la tumba de mi madre
Qué puedo agregar de mí
que los gusanos no aclararan en su momento
que Chagall no tuviera en mente
mientras colgaba detrás de su tela
o esas moscas que acompañaban los restos
de Baudelaire no hayan hablado en la sobremesa
o el fantasma de Vallejo no haya previsto
en esa noche de aguacero
Qué puedo agregar de mí
salvo que he sido feliz en los campos de batalla
aconsejando a los suicidas
mientras se miran al espejo por última vez
visitando a los enfermos terminales
tomando la palabra en el entierro de Cervantes
cargando el ataúd de Miguel Ángel o John Lennon
probándome el pijama de Mandela
Qué puedo agregar de mí
si cada letra de mi loca biografía
la escribirán ustedes tarde o temprano

LA MUERTE HABLÓ CON VAN GOGH

29 de julio de 1890

Yo también estoy loca, le dijo al oído
y mis demonios salen de noche
a estirar las piernas
y queman los campos de trigo
mientras se emborrachan
o le cortan la cabeza a las abejas
y ahogan los gatos pequeños
porque traen mala suerte
Mis demonios son como yo
calvos y huesudos
y tienen mal humor
cuando despiertan a las 5 de la tarde
para tomar el té con galletas
o son interrumpidos mientras
se retratan los unos a los otros
en sesiones infinitas
Pero les tengo cariño, sabes
son los hijos dejados en la puerta
que lloran de hambre y de frío
Entonces los abrazo y les digo
Vamos donde el tío Vincent
el último en llegar, desaparece


LA MUERTE QUISO SER (O NO SER)

para William, lógicamente

Agarró su propia cabeza
y comenzó a decir una serie de incoherencias
todas ellas referidas al más allá
sobre el alza en el precio de los ataúdes
que los gusanos se llevan la mejor parte
que Hamlet es un bueno para nada y esas cosas
Alucina con hacerlo todo
desde tirar el córner e irlo a cabecear
Si Shakespeare estuviera en la platea
le diría sus cuantas verdades
pero eso a la muerte no le va ni le viene
Escribir, dirigir, actuar, son cosas que soñó desde niña
cuando su padre la llevaba al teatro de Sófocles
e imaginaba con tener los pechos de Electra
o los labios de Casandra
Ahora prepara un gran monólogo
no apto para cardiacos ni enfermos terminales
Se llamará: La muerte no tiene rating
Para ello se levanta de amanecida a ensayar cada línea
es muy profesional en eso y detallista a rabiar
Se instala durante horas frente al espejo
pasando su cabeza de mano en mano
haciendo la eterna pregunta del ser o no ser
convencida que Dios la espía del otro lado


LA MUERTE LLEVA UNA CAMISA DE FUERZA

La muerte lleva una camisa de fuerza
la confundieron con Artaud
o con la sombra de Panero
y la cargaron en andas hasta el viejo sanatorio
de Las tres hormigas
Ahora pasa los días esperando a Godot
o a Picasso o a un triste marinero
que le corte las amarras con los dientes
Lo que ella quiere en verdad
es lanzarse en paracaídas desde un décimo piso
o arrojarse en alas delta desde la torre Eiffel
mientras es fotografiada por Man Ray
o el mismísimo Tunick
Pero odia aparecer en las revistas
o en algún calendario de moda
Prefiere tomar el sol en traje de Eva
en una playa exótica, con una botella de ron
y la brisa desgastando su anatomía
La muerte lleva una camisa de fuerza
la confundieron con Dios
o con el loco de su hijo
ése que divaga por las calles
con una lanza en el costado


POR TU PROPIO BIEN

La muerte tiene sobrepeso y cuando se ve al espejo
le da una vergüenza terrible y hasta ganas de llorar
He intentado todo, le dice a su mejor amiga
desde dietas estrictas a liposucciones
Voy al gimnasio tres veces a la semana
salgo a correr por las tardes aún bajo la lluvia
hago aeróbica en casa de una vecina
sigo todos los consejos de Cyndy Crawford
media hora en bicicleta, flexiones, sentadillas
abdominales, en fin. Pero no hay caso
llevo una panza que se adivina de lejos
y esta piel de naranja inmerecida
Qué horror, mira mis pechos
cierto que da lástima mi facha
El problema es que eres una golosa
le dice su amiga del alma
Vuélvete vegetariana, okey
y deja a los vivos tranquilos
aunque sea por esta noche

ACLARACIONES POST-MORTEM

Nunca pensé que moriría
primero que mi sombra
ahora entiendo
que se hacía la enferma
para que yo no la dejara


Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Estudió Periodismo y Comunicación Social. Entre sus libros figuran: “Autocultura y juicio” (con prólogo del Premio Nacional de Literatura, Roque Esteban Scarpa), “Poesía desdoblada”, “Apuntes para una leyenda”, “Vuelo subterráneo”, “El circo de papel” y “La muerte tiene los días contados”. En 1993 obtiene el Premio Municipal de Literatura en el Bicentenario de Linares. Sus poemas aparecen en diversas revistas de literatura hispanoamericana y en antologías nacionales y extranjeras. Parte de su obra se encuentra traducida al italiano, inglés, francés, portugués, holandés, alemán, rumano, búlgaro, persa y catalán. Actualmente vive en Ciudad de México, donde realiza talleres literarios y diversos proyectos culturales.

La muerte tiene los días contados" acaba de aparecer en el número dos de la colección de poetas latinoamericanos de laberinto ediciones en ciudad de México. Lo que aquó ofrecemos es una selección.

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