Presentado en Puerto Rico poemario de Astrid Lander





San Juan, Puerto Rico, agosto de 2009, EL PEN CLUB DE PUERTO RICO llevó a cabo durante la noche del viernes 21 de agosto, en la Sala de las Artes B de la Universidad del Sagrado Corazón, la presentación de una importante escritora venezolana, la poeta y presidenta del 8vo Encuentro Internacional de Escritoras celebrado en Caracas en el 2008, Astrid Lander.

Este evento formó parte de la Serie Entre mares, donde el año pasado fueron invitados escritores de la República Dominicana, este año la serie recayó en Venezuela:


La escritora nos presentó Buen camino, su más reciente publicación, escrito mientras hacía a pie el Camino de Santiago, un peregrinaje por el norte de España, desde Roncesvalles a Finisterre, en un lapso de treinta y dos días. “Hice este camino, porque necesitaba sentir, volver a sentir,” declaró. Este viaje la llevó al final de la tierra, a Finisterre, donde encontró un faro, y el mar, tal vez otro camino.

El evento comenzó con la Bienvenida por la poeta puertorriqueña Elsa Tió quien abrió el evento diciendo: “Esta es una noche de hondas travesías. Y si de travesías se trata hay que empezar por recordar las palabras poetas y viajeras de nuestro Cantor de las Antillas, Luis Lloréns Torres, que con su fervor por lo puertorriqueño contribuyó como pocos a la formación de una conciencia nacional a principios de el siglo XX, frente a una nueva realidad política que nos tomó por sorpresa.”

Luego de esto, la presidenta del PEN-Puerto Rico Mairym Cruz-Bernal dio un saludo y presentó a la escritora invitada diciendo:

“Los caminos se hacen hacia delante y hacia adentro. Encontré a Astrid en ese vagar. Era en medio de una feria de libros en San Juan. La miré distinguida por el alboroto de su melena. Había algo peculiar en esa feria. La estaban desmontando. Se acercaba un huracán. Los organizadores, nerviosos con el anuncio, cerraban la feria. En ese trajín, la miré y nos hablamos. Después de algunos minutos de conversar, buscó en su bolso de mano una tarjetita, y me dijo, en Venezuela me dijeron que tenía que conocer a esta persona, me mostró la tarjetita, y ahí estaba mi nombre. Fue imposible borrar ese instante de magia, y yo sé que ambas quedamos prendadas y predestinadas a una vida huracanada pero al lado de la otra. Yo hice un camino al fin del mundo, vestida de negro. Astrid llegó a Finisterre. Mientras hacía su camino por el norte de España, yo caminaba una hora y media por las mañanas en la plaza cerca de mi casa. En mi camino, contaba las horas que nos teníamos de diferencia, y en días alternos, cuando podía, Astrid me escribía. En una ocasión me dijo que se le había hinchado un tobillo. El camino es duro.

Tiempo después llegó a mi casa. Un grupo de mi taller de poesía nos reunimos e hice que nos leyera lo escrito en ese camino. Leyó. Su voz y su semblante eran serenos en el silencio cerrado de mi casa. A petición, nos leyó todo el libro. Hay versos que se nos han quedado para siempre en la memoria. La escuchamos con la reverencia que se escucha a aquel que busca y que ha encontrado cierta iluminación. Uno de los estudiantes le preguntó, ¿qué te motivó a hacer el viaje? Ella pensó y desde su profundo silencio nos dijo: Quería sentir, había dejado de sentir. Respeto y amo a esta mujer que ha sabido de profundos silencios. He aprendido de ella, en su moverse por la vida, más en su decir. Su poética profunda, decanta el verso, ni más ni menos.”

Celebrando la alianza entre los pueblos, el camino largo de estos encuentros que desde la Isla al continente se abrazan por debajo del mar, la escritora venezolana nos dirige ahora su mirada a otro camino, 32 días a pie por el norte de España. Lectura e imágenes de este largo camino sobrecogieron al público, quienes se desbordaron en un diálogo abierto de admiración al trabajo literario de la poeta Astrid Lander: “La invisibilidad del horizonte./ Allá, encima de las nubes / Dios viéndonos./ Perspectivas del alma.”

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