Olimpa Bracho (1965)
Poeta desde siempre
La poeta Olimpa Bracho, llega a la poesía siempre, desde su natal El Cardonalito, pueblo que la ha visto crecer y soñar, soñar y crecer, teje su palabra que cruza a veces las resquebrajadas tierra de la otra banda en medio de un sol que tuesta la soledad de las tardes y otras veces, cuando el río enfurecido toca las puertas de las ancestrales casas, navega su espejo inmaterial y ve el reflejo de su familia armar un lamento para desarmarlo en la noche entre susurros de espantos y luces de luciérnagas que le traen el advenimiento de la palabra, de un nuevo poema, de una voz que la multiplica más allá del asombro.
Olimpa Bracho llega a la Casa Chío Zubillaga de la UCLA en el año 2007, sembrada de palabras; ya escribía poesía cuando se inició en los Centros de Creación Literaria específicamente al CCL “Las Últimas Máscaras”, y a la luz de la Teoría de la Abstracción de la Palabra Poética irrumpe con intensidad obteniendo una Mención Especial en el Concurso de Poesía José Numa Rojas (2007), premio que gana al año siguiente (2008) con el poemario “La Loba en su Laberinto”, de una poesía en la que un sutil erotismo confeso a través de la simbiosis entre la sencillez del verbo y la profundidad estética y lo sentimental vibran y hacen vibrar en las fibras de la piel y el alma. La poesía de Olimpa Bracho redescubre códigos perdidos, los endulza y devuelve con el atrevimiento de quien sabe donde están los derroteros del fuego, de su fuego. Articulista de prensa en el periódico “El Caroreño”, la poeta Bracho descarga toda su sensibilidad con escritos que abordan la realidad social, proponiendo un tratado de participación humana en los asuntos humanos.
HUMO FATUO
Me esperas
en una esquina de la noche
para mostrarme el soplo de los soles
y tu abrazo
definiendo la curva del orgasmo
me libera del naufragio
para pernoctar en tu roca lluviosa
Me esperas
en una esquina de la noche
por encima de la copa de los pinos
Desnuda
paseo tus estancias
en el refugio de los amaneceres
sol calcinante
estallido silencioso
ceniza nostálgica rozando mis manos
¿Qué me quedó de vivir
al borde del miedo?...
tu placer impune
cumbre helada
humo fatuo.
AL OTRO LADO DEL SOL
Tú fuiste
leve despliegue de lo eterno
luz que alimentó a las crisálidas
y acarició mi sombra
el génesis...
Hoy
solo me queda la incertidumbre de tus dedos
sellando las estaciones
el recuerdo de tus piernas tensadas
como flecha en un arco
palpando el horizonte en pleno vuelo
al filo del asombro
Para reprimir el espasmo del deseo
he construido un cuarto sin ventanas
para guardar mis anhelos
y he tapado las rendijas
para evitar el escape de esa bestia retráctil
mi ansidd exiliada
al otro lado del sol...
OLVIDO MORTAL
Aquí estoy
mordiendo esta nostalgia evasiva
que no alcanza a arropar mis días contínuos
con la soledad a cuesta
casi sin gritos, casi sin lágrimas
como piedra visionaria en el camino
Aquí estoy
sorteando ese vacío enrarecido
que enardece tu cuerpo
trozo de lejanía
cayendo de mis dedos
la tristeza me pesa
y prefiero callar para que hable el silencio
mientras algas oscuras atrapan mis deseos
y se adhieren a tus huellas
Aquí estoy
flotando en burbujas de lascivia
luchando con mis fieras
casi esfinge, casi nada
con esa quietud de los bosques
poblados de sombras
la brisa me sostiene y tus labios rozan el contorno
de esas noches remotas
Aquí estoy... y tú no estás...
tu olvido es mi muerte
¿Por qué duele tanto el olvido
si los muertos no sienten?...
ORÁCULOS DE PIEL
Detente sombra del cenegal del delirio
sofocada en las hebras del sueño
mientras se filtra la aurora de puntillas
y vibra el silencio temerario
en un gemido de aves sin descanso
Ha pasado la sombra
y tu nombre cubrió la distancia de caricias derruidas
busco atrapar tu cuerpo
petrificado de olvido
inaccesible en el tiempo
fugaz en tu piel de otoño
¿De quién es esta sombra?
persigo tus pasos de gato nocturno
en la semipenumbra cubierta de hojas secas
y esta ansiedad que penetra
en esos árboles quietos
llenos de dias perdidos
La sombra me abraza
y se rasga en el recuerdo
del último verano
de ese beso salvaje que enredó mi boca
cual una enredadera
de huellas sin retorno
Por hallarte, soy pobre mortal que busca respuestas
en oráculos de piel.
CICLO DE SOMBRAS
¿Qué sientes cuando me ves?
cruzo las calles de tu memoria
rompiendo la penumbra imprevista
con gritos fraccionados y suspiros de placeres pasados
y por tan solo un momento
formo parte de esa planicie abstracta
donde el deseo es lobo estepario que le aulla a tus ojos
mientras la tierra gira sobre una órbita alterna
y se precipita al silencio
en un jadear de amaneceres rotos y gemidos alados
¿Qué sientes cuando me ves?
huyo envuelta en los pliegues de la noche
impregnando la ausencia perforada
de un rocío sin luces encallado en olvidos
Busco la calidez de tu abrazo
esa liana que degolla mis sentidos
envenenando las ansias conmutadas
de quedarme contigo
aunque sea, en la más pequeña de tus células
para que nadie me vea y me señale
la almendra dual, la fruta dividida
prisionera virtual, en un ciclo de sombras.
1.Respira la silueta de su palabra entre la memoria de el circulo solar y el silencio de las sombras.Denotan sus textos la develacion de la tierra ,ese pulso verbal marcado con el paisaje del desierto,la contemplación de su entorno se siente con una voz sonora llegada de la lejania.Atenta a un nuevo resplandor.
ResponderEliminar