Libros electrónicos como los de papel




El libro electrónico ya se acerca mucho a un libro convencional: doblando la pantalla digital se consigue pasar de página.

La lectura en pantalla es tan clara como si se tratara de un libro en papel y el peso total es comparable a un paquete de cigarrillos. Así se presenta hoy el libro electrónico, que cada vez va ganando más aceptación en el mercado.

Pero los fabricantes quieren que sea más parecido aún a un libro de bolsillo convencional. Hasta ahora, al lector le falta algo: y es que no puede pasar la página a su Harry Potter electrónico, sino que hay que presionar teclas y pantallas táctiles. Y precisamente eso es lo que quieren cambiar los investigadores de la Escuela Técnica Superior RWTH de Aquisgrán. En su proyecto están desarrollando un ebook en el que se puedan pasar las páginas como en un auténtico libro.

Interior de un libro digital flexible. El investigador Gero Herkenrath, catedrático de Informática Aplicada a los Medios de Comunicación de la Escuela Técnica Superior de Aquisgrán, explica que “se puede leer como si fuera un libro convencional. Para pasar la página en un libro en papel, se dobla la esquina de la página, y con este sistema se hace exactamente igual. La página se pasa como si fuera una auténtica y en la pantalla se puede ver cómo desaparece una página y aparece una nueva.”

Todo esto es posible gracias a un sensor inteligente que reacciona al doblar la pantalla. Este sensor contiene fibras ópticas: Los cables de fibra óptica tienen gran utilidad en el campo de la electrónica y de la informática desde hace mucho tiempo, por ejemplo, en la transmisión de datos a larga distancia. Por un extremo del cable se emite un haz de luz que recorre el interior del mismo, se refleja en las paredes internas y una parte de este haz sale por el otro extremo.

Los investigadores de la Escuela Técnica Superior de Aquisgrán han incorporado el cable de fibra óptica a su libro electrónico, dice el profesor Jan Borchers, pero de manera diferente a la convencional. Y añade “Nosotros rompemos el cable de fibra óptica. Lo recortamos un poco por un lado y cuando se envía luz al interior del cable, una parte de la misma se emite por el otro lado. Es decir, al final, sale sólo una parte de la luz que se emite al principio. Y la cantidad de luz emitida al final, la medimos con un sensor fotosensible.”

Es decir: la computadora del ebook recibe una señal de control en función de la cantidad de luz que se emite por el extremo del cable. Cuando el usuario dobla una esquina del libro electrónico, está doblando también el cable de fibra óptica. Con ello, se emite luz por un extremo del cable y en consecuencia llega menos luz al otro extremo. La información sobre la cantidad de luz se transmite a la computadora a través del dispositivo de medición.

“En el ebook flexible se incluyen muchos sensores que emiten una señal al doblar una esquina de la pantalla. Las señales llegan a la computadora, ésta lo interpreta y dice: bien, el sensor del lado superior derecho ha sido doblado, es decir, tenemos que pasar a la siguiente página, y la computadora envía la imagen de la página correcta a través del proyector al ebook”, explica Borchers.

Campos en desarrollo

Pero este efecto de pasar página ya se había conseguido antes mediante pantallas táctiles. Entonces, ¿qué aportan de nuevo estos sensores inteligentes? Mucho, señala Jan Borchers. Pues él, junto con su equipo de informáticos, quiere desarrollar nuevas aplicaciones para que el usuario pueda manejar cualquier aparato de la manera más sencilla posible. Y añade: “Me gustaría que se pudiera utilizar el libro electrónico como uno convencional. En el caso de los libros en papel, el usuario puede sentir la hoja y pasarla, la levanta y la deja caer sobre la otra página para ver la página siguiente. Y nosotros queremos conseguir precisamente eso, la misma interacción, los mismos gestos del usuario para pasar las páginas de un libro.”

Para lograrlo, las aplicaciones de un ebook deben ser lo más fieles posibles para el lector que está acostumbrado a leer un libro de manera tradicional. Para estos sensores de flexibilidad también hay otras aplicaciones, afirma Gero Herkenrath, como por ejemplo, los teléfonos flexibles. Y señala: “Imagínense un celular. Usted lo tiene en la mano, el teléfono empieza a sonar, y, en vez de apretar un botón, presiona el teléfono ligeramente con las manos.”

La telefonía móvil dotada de este sensor no es, con seguridad, el último desarrollo en este campo, del mismo modo que el libro electrónico con pasapáginas es tan sólo el primero de muchos avances tecnológicos para hacer más fácil el manejo de muchos aparatos.

Autor: Ingo Wagner

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