Dos poemas de José Repiso Moyano





Te mueres, Muerte, porque eres muerte,
¡qué cerda eres por tu sola ruta!;
no diré que, aun, eres una puta,
dí, ¿cuánta muerte das?, no quiero verte.

Por eso, vete, vete por ahí,
con tus demonios, ¡basta!, con tu prisa
feroz, con tu descomunal sonrisa
que se parece a la de Cuenca, sí.

No te ha llamado nunca mi esperanza,
no tienes bien, no tienes vergüenza,
de tan muerta crueldad llenas la panza.

Vete, y déjame acerto, por favor,
que yo ya – mira – tengo un libro en prensa
que lindo empieza en la mirada amor.


(*) Cuenca: Luis Alberto de Cuenca



sangre escupida

ya no sé qué tiene razón
o si la vida o si la terquedad o si el olvido

quizás la risa de los desiertos
quizás la pedrada funeral a todas las excusas

ya no sé qué tiene razón
ya no sé qué tiene razón
o si la verdad o si la jauría de los salmos
o si la lejanía o si la cercanía del silencio
o si la esperanza o si la desesperanza o si el caos
porque la garganta yace
porque la voz desnombra
mientras anochece

ay ¡ay! ¡¡ay!!
ya no sé
que no sé Piedra Guerra ya no sé
Piedra Tarde
cuando el cansancio el cansancio
es un atraso abandonado
un peor peor corazón en el destino

ya no sé qué tiene cumbre y fe
ya no sé qué tiene zumo de llamada
y no ser hueco
y desquiciante pobreza

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