Venezuela emprende un plan de lectura para fomentar el "socialismo del siglo XXI" - El Gobierno elige un centenar de títulos, entre ellos los discurso





MAYE PRIMERA - Caracas - El País, 14/05/2009



El Gobierno venezolano ha hecho correr mucha tinta en los últimos cinco años para llenar de nuevos libros la "sección ideológica" de las bibliotecas públicas del país. Ahora, con las estanterías completas y habiendo concluido el programa de alfabetización, el presidente Hugo Chávez pone en marcha el Plan Revolucionario de Lectura (PRL) para "reafirmar los valores conducentes a la consolidación del hombre nuevo y la mujer nueva, como base para la construcción de la patria socialista", "desmontar el imaginario del capitalismo" y "recontextualizar la historia", según el Ministerio de Cultura.

"Leer, leer y leer, consigna de todos los días. Lectura para la conciencia", dijo Chávez al anunciar el lanzamiento del proyecto desde la nueva sede de la Galería de Arte Nacional y ante un auditorio de niños vestidos con delantales rojos con letras blancas que decían: "Cultura, corazón adentro / misión socialista". "Tenemos que inyectarle a la contrarrevolución todos los días una dosis de liberación a través de la lectura", añadió. El PRL ha sido diseñado, según el mandatario, para generar "un acto colectivo orientado a fomentar el socialismo".

Las bibliotecas han sido rápidamente equipadas con ejemplares de El socialismo venezolano y el partido que lo impulsará, un libro escrito por el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, y el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Alberto Müller Rojas. También con títulos como ¿Por qué soy chavista?, del ex ministro del Poder Popular para la Cultura Farruco Sesto, e Ideas cristianas y otros aportes al debate socialista, que reúne extractos de los discursos de Hugo Chávez en torno al tema de la condición socialista de Jesucristo.

Che Guevara

En la selección tampoco faltarán tomos sobre el pensamiento del Che Guevara y el Manifiesto comunista. ¿Es un proyecto ideológico? "Sí que lo es", dice sin rubor Edgar Páez, representante de la Oficina Nacional del Plan Revolucionario de Lectura, con la convicción de que hasta las recetas de cocina guardan entre sus líneas un mensaje ideológico. "Ha habido una declaración explícita del comandante-presidente en el propio acto de lanzamiento, cuando advirtió que se trata de un plan de formación, y todo plan de lectura es un proyecto de formación ideológica", sostiene Páez en una entrevista publicada por el semanario Todos Adentro, que edita el Ministerio de Cultura. Una de las preocupaciones, dice Páez, es que "los niños están siendo formados con libros que aún llaman descubrimiento a la invasión del Imperio español u otros eufemismos que buscan endulzar el genocidio de los pueblos originarios. Nosotros queremos, como parte de este plan, comenzar a llamar a las cosas por su nombre".

El PRL, al menos en su primera etapa, está dirigido a los adultos agrupados en las organizaciones vecinales, obreras y estudiantiles creadas por el Gobierno como base social de su proyecto político: a los Consejos Comunales, a las Empresas de Producción Social, a las Aldeas Universitarias. Luego vendrá el turno de los "colectivos neoalfabetizados" de las escuelas y los hospitales. Hace casi cuatro años, en octubre de 2005, el Gobierno declaró al país como "territorio libre de analfabetismo", al anunciar los resultados de la Misión Robinson, el programa de alfabetización puesto en marcha en 2003 con la cooperación del Gobierno cubano y antecesor del PRL. Hasta 2001, la media nacional de analfabetismo era del 9% entre los venezolanos mayores de 15 años. Entre 2003 y 2005, esa tasa se redujo al 6%, según los datos oficiales.

La aplicación del PRL tiene un cronograma muy concreto. Luisa, que es presidenta de un consejo comunal de una barriada popular del Estado de Carabobo, ya recibió instrucciones de cómo organizar a su primer grupo de lectura y qué títulos, de los que le han dado como referencia obligada, les corresponde leer en cada etapa. "Primero viene el momento de la selección y organización de los grupos, en el que debemos atraer a la gente hacia la lectura con libros como las Cartas de amor de Manuela Sáenz a Simón Bolívar, para que le agarren el gusto al asunto y no se aburran. Después es que viene el trabajo ideológico como tal y la división en escuadras".

Las Escuadras Revolucionarias de Lectura serán, según las instrucciones repartidas por el Ministerio de Cultura entre los consejos comunales, "la unidad básica de organización comunitaria y funcionarán como grupos de lectura en los que la selección del material bibliográfico estará definida ideológicamente, dado el contexto político y los objetivos del plan". A ellas, ordena el Ministerio, les corresponde desarrollar la etapa "de consolidación de la lectura para el pensamiento crítico y revolucionario".

Aparte de los libros antes mencionados para reforzar el "socialismo del siglo XXI" bolivariano, el Gobierno promoverá la lectura de un centenar de obras de autores venezolanos y extranjeros editadas en el país y repartidas en forma gratuita. Hasta el momento, el Gobierno sólo ha ofrecido los nombres de una decena de libros. Entre ellos aparecen Inventamos o erramos, escrita en el siglo XIX por Simón Rodríguez, maestro de Simón Bolívar, y algunos textos que fueron objeto de culto entre la izquierda venezolana de los sesenta y setenta, como Venezuela violenta, de Orlando Araujo, y Teoría de la ideología, de Ludovico Silva. También se incluyen otros libros menos célebres y más recientes, como Dictadura mediática, de Luis Britto García; Discursos de Chávez, de Leonardo Ruiz; Che, comandante del Alba, de Modaira Rubio, y El código Chávez, de Eva Golinger.

Restricciones a la entrada de libros

Las editoriales privadas que operan en Venezuela no se explican cómo el Gobierno podrá desarrollar un verdadero plan para incentivar la lectura cuando ha impuesto restricciones cada vez más férreas para la importación de libros a través del control de cambio de moneda que rige desde 2003.

Para lograr la concesión de dólares preferenciales para pagar las importaciones -a un cambio de 2,5 bolívares por dólar-, las editoriales deben primero tramitar un certificado de no producción y enviar una lista de los títulos que desean importar al Ministerio de Industria y Comercio. El organismo aprobará la petición sólo en el caso de que se demuestre que esos títulos no se editan en el país o que otros autores locales no han trabajado la misma temática.

"Es el único país del mundo en el que hay este tipo de restricciones para importar libros", cuenta Víctor García, director comercial de la editorial Random House Mondadori. "En el último año, Venezuela se ha privado de miles de novedades de la industria editorial del mundo. Incluso, muchos libros de izquierda que al Gobierno le interesaría tener aquí para el desarrollo de su mismo plan no llegan. Y no se van a poder editar acá, porque también hay restricciones para la importación de papel, tintas y repuestos de maquinarias", añade.

Saltarse las normas para conseguir los dólares no es una opción. Las editoriales que lo intenten en el mercado paralelo de divisas -donde el tipo de cambio triplica al oficial- corren el riesgo de ser sancionadas con multas o con penas de prisión de tres a siete años para los autores de la operación.

Comentarios

  1. el proyecto es interesante pero creo que no sólo se debe incentivar a la lectura de los escritores socialistas porque con esos tema los jovenes se coiben a tomar un libro, esa promoción de lectura deberia ser a gusto de cada individuo venezolano(a) porque igual lea lo que lea se esta formando y esta ampliando sus conocimientos. Lo que si se deberia hacer es impartir la literatura venezolana en las escuelas y la literatura correspondiente a cada estado porque muchos jovenes no estan concientes de que en su estado viven grandes escritores.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario