Poemas de Jessica Lorena Peña González (Chile)





De Heridas Transversales

Renuevo de tiempo


Cada momento es un sinfín de luces cósmicas,
cada silencio, sílaba o palabra es un aletargar la espera,
un soñar el tiempo fuera de nuestro ahora;
a lo mejor una constelación de sonidos
marcados por los oleajes de viento,
sinnúmero de tonos melódicamente agresivos, constantes,
que me crean el deseo celeste de tu palabra.

Cada hora, minuto, o segundo
es el olor a rocío que brota de la piel de la aurora,
perfume que madruga en deseo mutuo,
olor a victoria,
a la alianza de nuestros cuerpos con las cosas;
al gasto compartido por una caricia de paladar,
que se empapa de lengua como huella del sudor emergido de las ansías.
Eso, es un momento infinito de gozo,
cada uno bañado en brillos que crispan la vista,
cada uno lleno de poros y de oleajes.

Ambos, a través del verdor de una sonrisa
descubrimos el mundo en nuestra carne,
y no hay silencio, ni palabras, ni música,
sólo tu tacto que me atraviesa ahora,
porque todo se ha colmado de emoción,
increíble recompensa de los ojos,
que no pueden esperar por más delirio.

Un segundo,
un capullo de tiempo,
renuevos de amantes,
en los que una nueva vida brota,
y en los que sus nuevos cuerpos se rompen.

Persiguiendo a Johnny Carter

Los platillos crepitantes del swing
me han hecho recordar aquel día,
un año, muchas vidas
de contemplación extasiada,
sólo en el ritmo del devenir
humano, infrahumano y dios.
Orgasmo,
instante infinito en lo mínimo e imperdonable,
inmutable placer primigenio,
de descubrir y abrazar la respiración divina
en el halito perfumado de la carne.
No hay bulla, ni hecatombe,
que me represente el caos totalmente,
ni siquiera el silencio abarrotado de su griterío imperioso,
¿O se encontrará ahí,
en ese transcurso ínfimo entre la más rítmica pieza de jazz
y el silencio indomable?,
insoportable instante en que el cambio gravita
de una esfera a otra de poder sensorial,
que manipula y ejerce dominio sobre tu creer sentir oír,
Todo para acceder a lo enteramente indescifrable,
que es el palpar el tiempo,
aquel, que hemos insistido en velar con nuestra prisa.
Aún así, me complazco en pensar,
me deleito en el placer absurdo de lograr atrapar aquí,
letra a letra algo de su esencia,
sólo a través de estos elementos de la razón.
Pero sé que no podría lograrlo,
no obstante, me agrado en intentarlo,
esperando el tema sincopado,
que exagere constantemente
tu monótono deterioro, tiempo.

Intersexualidad

Creo penetrar tus imperecederos ojos,
visiones catastróficas me han llevado y te vas,
veo el muro debajo de las pestañas y te duermes,
alcanzo a sostener la demolición de adioses
ansiosa de alguna soledad mía,
me atrevo a separar la cal y el cemento
y te niegas a seguir mirando,
vuelvo, cambio, me alargo
tratando de alcanzar la escalera del poseer,
y no hay nada más que ladrillo embrutecido de ira
y reseco de lagrimales.
Ya no te puedo amar y entre la nostalgia y el desamor
me atrevo a desarmar el mecano de piedra,
taladro tus invisibles momentos,
volcando sucesos de apariencia
en aparte y seguido de nuestro texto,
pero de improviso llegas con el final
y me atraviesas con tu punto definitivo,
desesperación de comas y comillas…
Descanso, me desgano,
atravieso el pacífico de tu alma, con los botes subterráneos,
que mezquinamente has evitado dar a la mar,
y vuelvo a nado forzado,
tras haber dado con la cúpula de cópula accidental.


Detrás de la muralla de tus córneas,
solo existe el vidrio placer de contrariar al tiempo eterno,
volviéndolo a cada instante sepulcral,
fugaz y secreto puerto,
que no debe esperar más que el final.


Deseos de fin de siglo


¿Qué es lo que quieres de mí?:
un recuerdo en la alfombra roja del sin porvenir,
un pilar de ego entre la amada muchedumbre,
un silencio de letra y espada,
honor de forma y color,
rojo violín en tu barroco sueño,
esmeralda de trampolín
hasta el balcón de mis inciertos desiertos,
clamando vapores lúgubres de sinfonías, de espíritus coloquiales,
que se han versado en su mediocre más allá itinerante.
¿Qué es lo que yo puedo darte andante?,
porque aún no te ofrezco mi llama, estandarte de la soledad,
saltándose los años de ida y regreso por la llanura
montaña de la utopía,
vida, desidia,
confusión de los sentidos, que no saben actuar en la realidad.
¿Qué quieres de mí,
o no quieres nada,
y simplemente te meces en la hamaca ahorcada
que cuelga de la esperanza por una próxima variación
que nunca llegará,
y que finalmente llenarás con inciensos como la gran moraleja del subsistir?,

¿Qué quieres de mí?,
si yo no tengo nada, ni para mí,
nada que valga el esfuerzo de sostenerse por el dedo meñique
en este reloj monstruoso de cataclismo Light,
que no llora, que sólo duerme de tanto mecer el cuerpo inconsciente
en el tic-tac, preámbulo para la sinrazón,
y, ¿Qué quieres de mí?, acaso no lo cantó Lenon:
IMAGINA…

Triste carcajada

La insoportable limpidez del silencio
te arroja a los abismos vertiginosos
de las voces de cemento deslizadas al viento,
como epitafios de mariposas nocturnas,
que vuelan incansablemente hacia su destino último.

Musicalidad, figura retórica cansada de los ojos,
en esta hora llena de la hipocondría,
del alma moderna y visigoda.

Fuegos fatuos me han traído estos rumores,
zumbidos que se escapan
al vaciadero de tiempo irregular,
y espero en la ausencia
que la circularidad atada a nuestras venas
nos abra un surco para entender aquellas risas.

Y cada respiro nos trae la carcajada de su eco,
que nos ha susurrado al oído amablemente,
como queriendo dar algo,
que nos deslumbre o derrumbe,
para así satisfacerse en el ego universal,
que acompaña a cada consejo desinteresado
y a cada mal cariño no habitado en su propio mar.

Carcajadas sonajeros
que gracias a mi atípica conformación sexológica,
Ideo –simpática y seudo masoquista solidaria,
me distancian infeliz–cimal mente
de algo que debería saber o sentir,
para evacuar tranquila algunos demonios satíricos,
y así mirar hacia arriba como todos
sin esperar nada a cambio

Comentarios

  1. Debo agradecer la oportunidad, me gusta mucho la estética de la revista y voy a importarla a mi facebook

    ResponderEliminar
  2. alcanzo a sostener la demolición de adioses
    ansiosa de alguna soledad mía

    creo qe las soledades mias son iluciones de mi mismo.... lindos cuentos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario