Poemas de Ulises Varsovia





Prófugo


Prófugo por la caligrafía
de los alfabetos nunca más
reconstruidos, nunca más
desenterrados del olvido,
bajo el polvo de milenios
y mudos huesos acumulados,

prófugo por la tambaleante
escritura de una lengua muerta,
a través de las temblorosas letras
de la memoria genética
arrancadas, cual peces de niebla,
pisando en el azar a tientas.

En medio de incisiones cuneiformes,
entre jeroglíficos mensajes
de semidioses, o príncipes regios,
o anonadado en la pictografía
de esclavos, bufones o eunucos
llamándome desde el cautiverio,
pidiendo su redención a gritos,

¿por dónde, Pastor, mis pasos ciegos,
a través de qué calendarios
con todas sus fechas destruidas?

A la cita de esa lectura
en algún lugar de los tiempos,
a la reconstrucción del habla
original, de onomatopeyas,
vagidos, guturales notas,
al reencuentro con las raíces
de tu fonético instrumentario,

tus pies hollando todas las rutas,
tus pies en fuga por la memoria,
prófugos por los alfabetos,
prófugos por la caligrafía.

De: Diadema (2003, Inédito)



Anunciación. Ángeles y Espadas
Myrtos, Sevilla, agosto de 2005 (selección)



2. Anunciación

Un ángel de niebla y ceniza
viniera a mí en el atardecer
con su muda voz sacudida,
y abriera desmesuradamente
sus ojos sin dimensión,
sus ojos vacíos navegando.

Viniera en el atardecer
hasta mi distante ventana,
y sacudiera su voz
de áfonas sonoridades,
de áfona intemperie tonal,
al tardío atardecer,
envuelto en insondable niebla.

Y me mirara con sus ojos
inalcansablemente lejanos,
errantes por la interioridad
de mis criaturas inconsolables.

Un ángel de niebla y ceniza,
un ángel de despiadada mudez
frente a mi remota ventana,
con sus labios inútiles llamando,
irreconociblemente mío.


3. Aullido

Alguien parecido a mí
el que desde los bosques
un aullido de animal extinto,
un grito agudo prolongándose,
conmoviendo la noche.

Hijo mío, hermano, sombra
de mi vida desnuda en medio
de despiadadas bestias,

ni tú ni yo, ni nosotros,
ni ninguno ni nadie yo,
el que con tantos rostros
y con tantos nombres,
y ni una sola identidad
en la sed del acoso.

Tal vez a mí parecido,
tal vez yo mismo, tal vez
ninguno de nosotros,
o todos de una sola vez.

Un aullido de bestia herida,
un grito de aguda intensidad
en la espesura del bosque,
en la espesa ceguedad.

6. Hora

Pródiga de emanaciones
la hora que en mi reloj
detenida y derramada,
pródiga de criaturas
bullendo en torno de mí
con su sutil zumbido.

Algo que indefinible,
que infiniblemente
lo que su voz descalza,
lo que su voz en la hora
de misteriosa entidad
succionando el tiempo.

Desde dentro de las cosas,
a débiles vagidos,
permaneciéndose y yéndose,
o precipitadamente
a través de la habitación,

hora, tu espesa melena
inaprensible y fugaz,
tu entidad de fantasma
rodeada de objetos
y plena de desnudez.

Pródiga de emanaciones
lo que indefiniblemente
dormido en mi reloj,
llorando con su voz descalza.

9. Casas al atardecer

Casas al atardecer
en ningún domicilio
domiciliadas,
absortas en la transición
de la claridad menguante
a la creciente obscuridad.

Pesadas de maderas
húmedas amamantadas,
de espacios atiborrados
de una espesa magnitud,
húmedas en el paisaje
sus tectónicas raíces,

y tan inconsistente
su ceñuda gravedad
poblada de ventanas,
tan de viaje por el aire
con su irreal tripulación
de vidas vesperales.

A ningún destinatario
las cartas ultramontanas
caídas a tu cuarto obscuro,
y ningún mensaje el humo
de naves navegando
en la mar crespuscularia.

Sencillamante casas
al atardecer dispuestas
en la realidad migrante,
en las hilachas de luz,
en la vaguedad del día
irreal tambaleante.

10. Adormideras

En la paz de las adormideras
desplegar, de súbito, las alas,
y dejar de ser y seguir siendo
en la transposición cardinal
de tiempo y conciencia terrestres.

Así como si ni origen ni rumbo,
como si ni destino ni nenúfar
en la nebulosa amnesia urdida
en torno a la luz y lo viviente.

Adentro de mí, y de mí ausente,
errante de mí en la obnubilencia
de renuncia y negación, de cancela
y cerrojo en la hermenéutica
del ser de sí mismo despojado.

Toda una larga historia del efímero
gusano encerrado en su capullo,
hilando, tejiendo su indumentaria
de sueños despiadadamente rotos,
despiadadamente terrrestres.

En el follaje de las adormideras
el indefinible especimen astral
jocundo de lúcida ceguera,
ebrio de un narcótico intemporal
en la órbita de lo inenarrable.

La realidad tu capullo infranqueable,
tu celda monacal sellada.
Pero un sólo golpe de adormideras,
una inhalación de aromas órficos,
y tu estúpida conciencia trascendida,
tu regreso a la amnesia originaria.


11. Mariposa


Ocurra una flor inédita,
ocurra un insólito perfume
desde el útero de las cosas,
una mariposa arrebolada
en un color de inextinta llama,
en un espectro de lítico fuego.

Despréndase inesperadamente,
de súbito y en alto sigilo
con sus invencibles atributos,
con sus facultades omnímodas
desde la vagina impalpable,
desde el manantial del misterio.

Llegue hasta nosotros su irradiación,
llegue hasta nosotros su fuerza oculta,
y disuélvanse en polvo y silencio
las maquinaciones diabólicas
de aquello en nosotros subyacente,
de lo que en nuestra humana doblez.

Ocurra en su envolvente inanidad,
ocurra en su arrolladora impotencia,
llena de impalpable fuego digital,
llena de incombustibles llamas secas.

Una flor inédita erigida,
un perfume insólito rociado,
una mariposa color arrebol,
color incendio, color inextinto,
color humano en su humana doblez


13. Ruina y ceniza


Ruina y ceniza los años caídos
al precipicio de la memoria
con todo lo que entonces hemos sido,
con nuestras miserias y derrotas.

Ya no recuerde el que dejando de ser
prosiguió su marcha, transferido
al mismo que tanto y que tanto volver,
y no regresar nunca al niño herido.

En un único sorbo la hidromiel
del varón enhiesto en su cabalgadura,
y el infausto trago de amarga hiel
camino de no reencontrarnos nunca.

En el fondo sin fondo de la memoria
todos nosotros que precipitados,
esperándonos sin rostro en la hora
de no volver jamás ni ser hallados.

21. Pítica

Un sólo poema de amor,
un único canto a lo eterno,
un tapiz, un mosaico
de reluciente pedrería,
una melodía estelar
de matemáticas notas,
un himno pítico al corazón.

A mí la musas, a mí Euterpe,
a mí la danza de vocablos
olímpicamente entretejidos,
a mí la apolínea lira
de astrales tañidos.

Un sólo poema de amor,
un ramillete de trinos,
un canto para lo eterno,

y después dormir para siempre,
después vivir para siempre,
después cantar por la eternidad.


Grosellas

En su congregación monacal
de silvestres monjes congregados,
la grosella congregacional,
arracimada en un gregario haz
de verdes gemelos conjurados.

Pesado el ramaje, agobiado
por el peso de la grey racimal
apretujada en tan breve espacio,
hinchándose de sus zumos lácteos,
creciendo hacia la madurez carnal.

Plenitud de la ampolla monacal
en la roja redondez de hermanos
célibes en un arrobo sexual,
pletóricos de semen germinal,
y obedientes en su celibato.

En julio sus senos picoteados
por los mirlos de aire crepuscular,
o por mis dedos acariciados,
antes de hincar el diente extasiado
en la roja pulpa libidinal.


De: Germinal (2003, inédito)



Éxtasis

De pura plenitud linguística
florecer en idiomas y alfabetos,
madurar en la irrigación del vino
hacia articulaciones diáfanas
del canto, de la embriaguez órfica
en la orgía de pneumas silábicos.

Irrumpir con violines y cítaras
en el escenario inenarrable
de aedas, de acólitos de la luna
ceñidas la frente de laureles,
urdidos los pies en la danza agreste
de nocturnos íncolas del bosque.

Aquí mis frutos maduros, cofrades,
aquí mis zumos de radiación solar
y alimentos terrestres destilados,
aquí mi profusión de acentos órficos
en el hilo del éxtasis enhebrados,
rebosantes de salud linguística.

Por el pentagrama los dedos ligeros
del alegre acólito de las musas
con su cálamo de tinta lunar,
pálido en la fantasmagoría
de la misteriosa luz selenita
alimentando su estro luminal.

Lírico vástago de los idiomas,
de pura plenitud linguistica
las uvas maduras de tus sarmientos,
la copa colmada de tus mostos,
las cuerdas vibrantes de tu laud.

Con él irrumpir entre tus cofrades,
y desatar su éxtasis dionisíaco,
desatar su lúdica embriaguez ritual,
y nunca más despertar, mecido
en la somnífera música estelar.


De: Desnudez (2001, inédito)

Ángel

Alguien que alguna vez
con su caballo alado
bajando desde el éter,
claramente reconocible
por su impenetrable faz,
por su olvidada voz,
por sus manos intocables.

Y haya llegado a mí
sin haber llegado nunca,
y haya vuelto sin volver,
y haya regresado
sobre sus últimos pasos.

Ángel de luz sombría,
órnito heraldo
de mi humana redención
inhumanamente expuesto,
tú, mi propio retrato
dolorosamente impuesto,
irreconocible y mío…

O nadie que ninguna vez,
nadie que ningún caballo
ni ninguna voz perdida,
a galope con su faz
de ningún ángel venido,
ni regresado, ni vuelto
sobre sus ningunos pasos.

Y no háyale visto jamás
regresando para siempre,
alejándose otra vez,
yéndose lento, muy lento,
interminablemente huyendo.


De: Desnudez (2001, inédito)



Ulises Varsovia

Nací el 2 de julio de 1949 en Valparaíso, cuyo mar y sus tempestades marcaron definitivamente mi persona y mi poesía. Estudié varias asignaturas humanísticas, y trabajé en tres universidades, tanto en historia como en historia del arte, al mismo tiempo que escribía poesía. En 1985 salí a doctorarme a Alemania, y como mi mujer es suiza, pude trabajar y quedar-me en San Gall, ciudad en cuya universidad hago un par de lecciones. He publicado 28 títulos de poesía, cinco de ellos en Chile, y tres dedicados a Valparaíso, el último: Hermanía: La Hermandad de la Orilla, en Apostrophes de Santiago (www.apos.cl). El libro más antiguo que he publicado es Jinetes Nocturnos, de 1974, pero tengo otros inéditos más antiguos. En 1972 publiqué un cuadernillo, Sueños de Amor, que circuló sólo entre amigos. Me han publicado más de 70 revistas de literatura de todo el mundo, en varios idiomas, y repetidas veces, y estoy en numerosas páginas web. En agosto del pasado año salió a la luz en Sevilla, España, mi libro de poemas Anunciación. Ángeles y Espadas, publicado por la Asociación Cultural Myr-tos. Esta misma entidad acaba de publicar mi Antología Esencial y Otros Poe- mas (1974-2005), que incluye dos poemas de cada poemario publicado, es decir, 52 poemas "esenciales", y tres poemas de 12 libros inéditos, lo que hace un total de 88 poemas. Lo último mío aparecido es Vientos de Letras, también antológico, en colaboración con el poeta andaluz Alexis R. , editado por Myrtos. De los 28 poemarios publicados, sobresalen Jinetes Nocturnos, de 1974/75 , Tus náufragos, Chile, de 1993, Capitanía del Viento , de 1994 , El Transeúnte de Barcelona , de 1997, Madre Oceánica, Valparaíso, de 1999 , Mega-lítica, de 2000, Ebriedad , de 2003, y la Antología Esencial.
http://ulisesvarsovia.tripod.com

www.ulisesvarsovia.ch

Comentarios

  1. Procurare investigar sobre este autor, la verdad que me agrado muchisimo el material...

    Gracias por postear Saludos!

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