Entrevista a Avital Ronell, "la dama de la deconstrucción"







Testeo y tortura

Avital Ronell nació en Praga, vivió en Israel y estudió en Francia y Estados Unidos, donde tradujo al inglés a autores como Derrida y Lacoue-Labarthe. Su obra plantea una relectura de la tradición de la filosofía europea continental, a la que pone en relación con la crítica literaria y la hermenéutica cultural. Sus textos han recibido una intensa recepción y ocupan un lugar destacado tanto en la escena norteamericana como en la europea.

Por AnalIa Hounie*

Libertaria. La autora, heredera de Jacques Derrida, utiliza a Blanchot y a Nietzsche para pensar los modos de dominación contemporáneos.

Profesora de Literatura Comparada y directora del Departamento de Lengua y Literatura Alemanas en la Universidad de Nueva York, Avital Ronell es una de las ensayistas más inteligentes (e irónicas) de la escena filosófica contemporánea. En esta entrevista exclusiva, habla de Pulsión de prueba. La filosofía puesta a examen –la primera traducción al español de su vasta obra, entre la que sobresalen Stupidity y The Telephone Book–, donde aborda la primacía del testeo en el mundo del presente, desde los experimentos científicos hasta las pruebas de amor, pasando por los tests de drogas, VIH, ADN, curso de ingreso, empleo, embarazo, y así siguiendo. Además, relata los últimos días de su incomparable maestro y amigo, Jaques Derrida.

—Le devuelvo la pregunta que pone sobre la mesa en “Pulsión de prueba”: ¿de dónde proviene esta necesidad de testear? ¿Cómo es que el test –a través de la historia y tal vez hoy de manera omnipresente– ha llegado a definir nuestra relación con cuestiones como la verdad, el conocimiento e incluso la realidad?

—Noté que el testeo atravesaba diferentes niveles de existencia y de comportamientos; después me di cuenta de que, de un modo subterráneo, parecía haber reemplazado una ruta filosófica de las cosas en relación con la verdad. Sentí que tantas cosas, gente, instituciones e instancias procedían de acuerdo con una u otra apropiación del test, y pensé: ¿es una pulsión? Básicamente releí a Nietzsche en un seminario que estaba dando en la Universidad de Nueva York. Mi pregunta era: ¿cuál es la cientificidad de La gaya ciencia? Noté que la pasión científica de Nietzsche consistía en una suerte de número de tests paracontextuales.

—¿Cuáles son los contornos particulares que el giro experimental, introducido por Nietzsche en “La gaya ciencia”, imprime en la figura del test?

—Nietzsche comenzó una relación con la existencia que encuentro muy persuasiva y bien conjugada con su sentido de sensibilidad guerrera o nobleza, es decir: tiene secciones donde dice “probame”. Hace un buen uso de la fusión semántica de la palabra alemana Versuch, que reúne prueba con tentación. Estamos tentados, somos probados, por nuestro deseo. Nietzsche tiene también una relación guerrera con la disposición experimental que me complace mucho, y esto lo dice claramente: cuando encarnas una disposición experimental no vienes llorando y bajando la cabeza ante tu Señor murmuras: fracasé, no me pegues. (Estoy segura de que ésta es una de sus respuestas irónicas al amo-esclavo de Hegel.) Dice que llegas habiendo fracasado porque te has entregado vos mismo a las exigencias del test. Si vas a experimentar un test, entonces, vas a tener que estrellarte contra la pared , abrazar el error y volver del fracaso sin intentar dialectizarlo en un éxito. Fracasaste. Y esto cambia toda la tradición de la teleología, de la evaluación. ¿Cómo evaluar a alguien que de verdad está atado a la disposición experimental si tiene que explotar todo el tiempo y colapsarse?


—¿Qué distingue fracasar un test de otros fracasos?


—¿Qué otros fracasos? (risas) Esa pregunta es muy sutil… Déjame ver. Fracasar un test en Nietzsche es conducir algo a sus bordes extremos y afirmar el peligro y la aventura –Derrida diría– del quizá. En Nietzsche hay algo llamado “el peligroso quizá”, que cambió completamente la cara de la metafísica. Porque, ¿cómo puedes vivir en el quizá, cómo puedes sostener una existencia como una existencia del quizá cuando la verdad se ha retirado y Dios no garantiza un final feliz, o, digamos, un fracaso recuperado (como en el caso del Fausto de Goethe donde el mismo fracaso es la marca de la distinción y de lo que será redimido)? En las historias y los mitos de la redención cristiana los grandes fracasos son también los grandes éxitos. En Nietzsche, creo, fracasar un test no involucra un mecanismo recuperador. Es estar dispuesto a exponerte a un límite que no se convierta en una gran cuenta de ahorros donde has estado escondiendo todo tipo de beneficios y ganancias.

—Usted analiza el vínculo entre testeo y tortura en la obra de Kafka desde su relato “La prueba”. ¿Está de acuerdo en que no hay testeo sin un elemento de tortura?

—A menos que puedas llegar a un contraejemplo de otro planeta, sí. Creo que el testeo es una tortura. En algunas circunstancias, la tortura es auto-elegida, auto-infligida, es parte del gran movimiento del ser estático. No hay amor ni escritura, por ejemplo, sin un componente de tortura. Necesitamos de este componente para despertar a la vida pulsiva. La pregunta es qué tipo, qué grado, qué intensidad de tortura. Estas son preguntas de límites muy delicados. La tortura en sí misma, entonces, debe ser interrogada con mucho cuidado. Pero, ciertamente, pienso que los griegos la tenían clara con el basanos, la palabra que emparenta tortura y testeo. Desde los griegos no puede haber una disociación entre la tortura y el testeo. Hasta Aristóteles se pensaba que la tortura era el único modo de obtener la verdad en una forma extrema de juicio, y el juicio también significa test, como en Kafka. Ahora la pregunta es cómo eso ha sobrevivido de un modo subterráneo, hasta qué punto la relación con la verdad depende de la aplicación de la tortura.

—Hablemos de las implicancias políticas del testeo. ¿No está asumiendo Estados Unidos la prerrogativa de testear a todas las otras naciones en relación con los derechos humanos, la democracia y la libertad? Las intervenciones económicas y militares norteamericanas, ¿no están justificadas como premios y castigos por el fracaso o éxito en estos tests?

—Absolutamente. Comencé mi carrera como una filósofa de la tecnología escribiendo sobre el estado tecnologizado del totalitarismo. (Heidegger vio la producción de los cuerpos en los campos de concentración como, digamos, determinación.) He escrito mucho desde esa perspectiva, incluyendo Support Our Troops, donde analizo de un modo agresivo, por supuesto, las agresiones de Estados Unidos. Una de las cosas que sugiero es que no habrá nunca una tecnología que no será testeada –un test no es nunca tan sólo un test–. Uno puede argumentar que la primera Guerra del Golfo ocurrió porque tenemos toda una generación de armas que no han sido usadas.

Sabemos que ciertas guerras ocurrieron sólo para testear armas y las justificaciones discursivas más humanitarias son realmente secundarias. Porque esto es parte de la pulsión de prueba, o imperativo científico: todo lo que es inventado en un laboratorio será testeado y llevado a un paseo, incluso si ese paseo involucra un paseo de muerte y la destrucción del planeta. Bush mismo dijo que él no podía parar la segunda ola de la Guerra del Golfo incluso si quería, porque esa decisión había sido tomada. Hay otra cosa: testear determinadas armas también es considerado una seña l, una señal dirigida al enemigo. El testeo y la cosa real: esto es lo que me interesa. Ese límite comienza a colapsarse. Si dices que sólo estábamos testeando estas armas y hubo un montón de bajas, ¿cuál es el límite?

—Por último, ¿cree que el amor, parafraseando a Rilke, es “la tarea más extrema, la prueba y el examen finales, el trabajo para el cual todo otro trabajo es sólo una preparación”?

—Pienso en la prueba de amor en términos de la relación entre Nietzsche y Wagner y la ética de la ruptura. Nietzsche prueba su amor por Wagner atacándolo, rompiendo con él. Pero el amor, para ser amor, no debería necesitar un test. Una pregunta de test: ¿cómo probar el amor? ¿Qué califica como una prueba aceptable de amor? O, ¿ha terminado alguien de probar su amor? Y cuando has probado tu amor, ¿después qué? ¿Es la muerte? ¿O el fracaso de que has podido? Lacan nos lleva a los trovadores con sus torturadas ofrendas fantásticas. Hay historias fabulosas de los trovadores y el modo en que probaban su amor que no tiene que ver con poseer una mujer. La mujer dice: “Envíame un dedo”. Al día siguiente recibe por un mensajero de Fedex un dedo o una mano. Eso es amor. Ahí tienes una prueba de amor como prueba absoluta, como despliegue absoluto de una relación con el testeo sin un fin. La meta no es probaste tu amor, puedes tomarme ahora”. Es siempre una relación con la desposesión.

*Desde Saas Fee, Suiza.

Avital Ronell (libro traducido: Pulsión de prueba. La filosofía puesta a examen

Avital Ronell, surnommée la « dame en noir de la déconstruction » ... Aujourd'hui, Danièle Bourque nous présente la pensée de cette philosophe, professeure de ... d'allemand et d'anglais à l'Université de New York. ...
www.radio-canada.ca/radio/vousEtesIci/dossiers.asp?idDossier=101103 -

Centre Pompidou - Selon... Avital Ronell - Art culture musée ...

Considérée aux Etats-Unis comme une figure importante de la pensée contemporaine, ... Textes d'Avital Ronell disponibles en ligne et en traduction française ...
www.centrepompidou.fr/Pompidou/Manifs.nsf/0/DEBEC2A5F22C3ACCC125755C00377957?

Enviado por Dina Piera Di Donato (Nueva York)

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