Borges escribió desde otro tiempo

Fernando Mires Hay veces en las que uno hace cosas que no debería hacer pero las hace porque simplemente uno no puede dejar de hacerlas. Trasladar un poema por ejemplo –algo que intenta traducir con palabras lo que no se puede decir con palabras- al mundo pre-claro de las palabras del uso cotidiano, es casi una herejía, un irrespeto, una profanación. Pero movido quizás por el vicio de entender y comunicar -deformaciones de una vida dedicada a la docencia- sentí que no podía sino hacerlo cuando leí otra vez ese poema que a mí, aparte de admirar su arquitectura impecable, nunca me había dicho demasiado. Y hoy me dice tanto. Las palabras aguardan con paciencia a su tiempo. Incluyo tanto a las palabras cotidianas como a las de la poesía. Sentí, y por eso estoy escribiendo sobre el poema “Elogio de la Sombra” de J. L. Borges, que había llegado el tiempo de pensarlo y decirlo. Lo supe desde que leí sus dos versos iniciales: La vejez (tal es el nomb...