Tres aproximaciones a “esta delgada luz de tierra”, de Reynaldo Lacámara



“Hay estrellas muertas que aún

brillan, porque su luz quedó

atrapada en el tiempo”.



Por Magdalena Mattar


En una primera aproximación a la creación poética de Reynaldo Lacámara, “esta delgada luz de tierra”, podemos considerar que nos enfrentamos, ya desde el título, a una paradoja, en que se unen ideas opuestas, en apariencia irreconciliables, o a un oxímoron, si consideramos que, al mismo tiempo que ideas, son conceptos unidos sintácticamente, siendo contradictorios tierra y luz, lo cual nos lleva a una dimensión nueva de la realidad, perteneciente al terreno de la imaginación, actividad del alma no sujeta al dominio de la razón ni a reglas impuestas, construyendo un universo distinto al que percibimos en un estado consciente, y que permite al lector acceder a una relación concreta con la simbología, que no obedece a la lógica, permitiendo al ser social superar los traumas producidos en una fase de su desarrollo histórico, a través de la belleza del lenguaje poético, metafórico, tendiente a resolver la problemática social que no puede ser resuelta de manera racional, proponiendo como clave el acceso al inconciente, para, de este modo, superar la neurosis producida en el individuo y en la sociedad por la violencia de que han sido sujetos y objetos, en una suerte de catarsis que equivale a la liberación del inconciente, postulando un self integrado, incorporando, no disociando, las imágenes buenas y malas del sí mismo y de los otros mediante la integración en un todo de los componentes afectivos y agresivos, estableciendo con este lenguaje profundas relaciones entre la estética y las estructuras sociales, prefigurando, mediante lo imaginario, una nueva realidad más amable.

MEMORIA

¿Qué aullido sube

precipitado en la pálida

luz de memoria

que me infliges?

Hay épocas en la historia en las cuales la sociedad se distiende, superando sus propios límites, distensión desproporcionada que deja secuelas visibles e invisibles que dañan el tejido social; marcas que se transforman en cicatrices, producto de la ruptura del orden social; vestigios que se convierten en dolor en los individuos y en la sociedad. Así, estos haces de luz, los poemas, permiten modificar la superficie de las heridas, estimulando la síntesis de nuevas fibras del pensamiento, más organizadas y compactas, logrando así la reducción del dolor que se ha producido en el tejido social. Y tal como las huellas de un poeta asesinado se perdieron en la arena “cuando caminaba rodeado de fusiles”, el autor intenta, a través de la belleza del lenguaje, borrar las huellas profundas que quedaron en el alma de los chilenos, víctimas de una etapa cruel, sintetizando en una sola expresión sensible, efectos simultáneos de luz y espacio, constituyéndose las figuras literarias y los múltiples planos de nivel significativo como vehículos de transferencia de mundos hondamente aprehendidos.

Desde otra perspectiva, no propiamente estructuralista, sino de acuerdo al contexto, surge la historia de nuestro país como una experiencia traumática. El poeta intenta recuperar esa memoria histórica para reformar la memoria colectiva, fundamental para el crecimiento moral y para dar inicio a una identidad política, que se constituye como expresión y práctica de la justicia, siendo memoria y futuro inseparables para constituirnos como individuos éticos que exigen justicia, la primera y cardinal virtud.

La memoria se diferencia de la historia en la medida en que se establece como nexo entre el pasado, el presente y el futuro. La historia es un relato que omite u oculta otro relato y que subvierte la relación mimética entre texto y realidad; siendo el texto discurso artificial y arbitrario que oprime otros discursos, cuya característica es la ambigüedad en que no hay relación entre el signo y su contexto, entre significante y significado, perdiendo la palabra su poder creador.

LA LUZ DE LAS ESTRELLAS MUERTAS O UN VIAJE EN EL TIEMPO

Hay otro plano en la poesía de Reynaldo Lacámara, que es, a mi juicio, el más notable y el más interesante.

Para acceder a este análisis citaremos parte del último poema de su obra, perteneciente a ciudad de la poesía, en el cual propone extender nuestra ciudad sobre “esta delgada luz”.

Hay una delgada luz de tierra

que alumbra el nacimiento de un poema.

Animal tenebroso

sorprendido por lo aparente,

seguro en su cueva

en su antro de luz y sombra,

dando una llama fuera de las horas,

como una estrella

Que vive más allá de su tiempo.

Extendamos nuestra ciudad

sobre esta delgada luz,

puesto que nada más conocemos.

Sólo este reflejo

sólo el brillo que alumbró tus ojos…

El poeta muerto, evocado, emite una luz que alumbra el nacimiento de un poema como una estrella que vive más allá de su tiempo.


Una teoría científica postula que existen estrellas que aún son visibles, aunque actualmente ya no están emitiendo luz, sólo que dada la distancia a la que se encuentran, aún estamos recibiendo la luz que emitieron hace mucho tiempo.

Una voz alarga su sombra.

Percibo desde el vacío

El hilo retorcido de su existencia.

El telescopio espacial Spìtzer ha revelado indicios de que los planetas podrían formarse a partir de los restos de una estrella muerta, según revela la NASA. Los restos del anillo que se forma al explotar una estrella acabarían uniéndose entre sí para dar lugar a los planetas, teoría se relaciona con el mito del ave fénix, puesto que el descubrimiento significa que los planetas surgen a partir de las cenizas de una estrella muerta.

Está muerto pero me vives.

Muerto como la tarde que declina

Y eleva una estrella desconocida.

Muerto con otro grano de polvo

entre las manos…

Al azar, se producen inexplicables brotes de radiación de alta energía cada uno durante unos segundos, los que tardamos en leer un poema, similares a los haikús, y sin ninguna relación con ningún otro cuerpo conocido. Así, los astrónomos han recurrido a un lugar inexplorado para estudiar la evolución de los planetas: las estrellas muertas. Los resultado sugieren que los mismos materiales que componen la tierra y otros cuerpos rocosos (¿por qué no los cuerpos humanos?) del sistema solar podrían ser comunes en el universo.

Traes el avance del olvido

en el silencio con que hablan los muertos.

Así, desde este punto de vista científico, podemos realizar otro análisis del texto, esta delgada luz de tierra, en que ya no hay una paradoja, sino una dialéctica, una síntesis, de universos opuestos pero complementarios.

Vi una delgada luz

En la bruma detenida

Y una ventana o una boca

Sin arriba sin abajo sin nacimiento sin después.

Y en el abismo apenas

Un delgado sonido

En la profunda espera de las tinieblas.

El poeta que escribe ha percibido la luz que aún irradia el poeta muerto y nos enfrenta de lleno al misterio de la vida y de la muerte. Él, con una sensibilidad que no poseemos todos los mortales, ha visto más allá de lo evidente, más allá de la realidad que nos atrapa, y nos ofrece a través de breves poemas, aparentemente ininteligibles, una nueva realidad que nos asombra y que nos deslumbra., aunque no podamos explicar racionalmente por qué.

Comentarios

  1. la loba esteparia17 de mayo de 2010, 13:09

    Comentario extraordinario,con magicas palabras que muestran al poeta que sube y sube, hasta llegar a la cima. Mi gran sorpresa a su poesía que no conocia. Bendiciones.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario